10/07/2010

Advertencia: No se ingiera antes de casarse

Se acerca el 2 de noviembre y con ello el día de muertos y la propuesta 19 que será votada en California. Tanto los muertos como el debate acerca de la legalización de la marihuana empiezan ya a llenar las conversaciones.

Yo espero ansioso esa fecha, ya que estoy en el modo “a ver qué pasa”. Este estado de ánimo es muy masculino y, aunque encuentra su máxima expresión en la infancia, no es privativo de ésta, ya que los hombres lo conservamos durante toda la vida.

El modo “a ver qué pasa” generalmente involucra objetos o sustancias peligrosas, así como el cuestionar leyes científicas (por ejemplo, la ley de la gravedad), creencias populares y al mismo sentido común.

Para entender la esencia del modo “a ver qué pasa” valgan dos ejemplos: 1) Cuando tenía siete años, mi primo José Luis se colocó recién bañado frente a un ventilador encendido y se puso a hacer “bizcos”. 2) En una plática durante una posada de la oficina, “Chuy”, quien era el mensajero, nos comentó que no era cierto que un Volkswagen sedán podía llegar a los 180 km/hora que marcaba el velocímetro: “Cuando pasas de los 140 km/hora —nos dijo— la aguja del velocímetro empieza a saltar como loca. Se regresa hasta los 120 km/hora y de ahí a los 140 km/hora. Es mentira que llegue a los 180 km/hora.”

¿Entienden lo que quiero decir? A mi primo Pepe le habían dicho que después de bañarse había que secarse muy bien, ya que si no lo hacías te podía dar “un aire” y te podías quedar bizco. Así que después de darse un baño y salir medio mojado, Pepe vio (o quizá buscó) un ventilador encendido y entró en modo “a ver qué pasa”, haciendo bizcos frente al aparato.

El caso de Chuy es más sutil. A él nadie le dijo que un Volkswagen sedán podía alcanzar los 180 km/hora que marcaba el velocímetro. De seguro Chuy se subió al “vocho” con el modo “a ver qué pasa” encendido. Simplemente apretó el acelerador hasta el fondo y no lo soltó ni cuando la aguja del velocímetro empezó a “saltar como loca”.

Aunque mi primo Pepe no quedó bizco y Chuy vivió para contar su anécdota (recuerden que las calles de Monterrey no son como las autoban alemanas) en ambos casos se entiende por qué el modo “a ver qué pasa” es casi exclusivamente masculino: somos unos idiotas.

Yo mismo tuve varios episodios en mi infancia con éste estado de ánimo particular. Sin embargo, pronto me di cuenta que era más seguro ver a terceros entrar al modo “a ver qué pasa”. Me apena confesar que incité a varios amigos a entrar a ese modo mientras yo los observaba. Sin embargo, es un alivio informarles, como ponen en las películas: “Ninguno de los ingenuos amigos de Jaime resultó herido de consideración durante el tiempo en que les duró el modo ‘a ver qué pasa’.”

¿Qué tiene que ver el modo “a ver qué pasa” con la próxima votación en noviembre de la propuesta 19 para legalizar la marihuana en California? Pensemos de nuevo en Pepe y en Chuy: ninguno de los dos sabía a ciencia cierta lo que pasaría. Carecían de la información completa para aceptar o rechazar aquello que buscaron probar. Es por eso que he llamado a ese modo “a ver qué pasa”. Es un experimento, un albur: Pepe pudo haber quedado bizco y Chuy pudo haber encontrado una muerte fácil al conducir un “vocho” a 180 kilómetros por hora. El que ambos hayan salido ilesos de sus experiencias pasa a segundo plano.

Porque, ¿qué sabemos realmente de la marihuana? Poca cosa. Lo mismo se puede decir de las otras drogas: cocaína, heroína, hachís, metanfetaminas. Es cierto que hay información disponible en gran cantidad pero, ¿sabían ustedes que  después de haber consumido éxtasis se aconseja informalmente esperar seis semanas antes de casarse?

¡En serio! Uno de los efectos del éxtasis (una popular anfetamina) es borrar barreras emocionales y potenciar adhesiones afectivas, por lo que contraer matrimonio bajo su efecto puede resultar en un grave error.

Esto lo leí en la revista Nexos que presenta un informe que apoya su propuesta de legalizar las drogas. Todas las drogas, empezando por la marihuana.

El informe de Nexos es bastante completo, pero aún así resulta insuficiente para tomar una decisión de la que no nos vayamos a arrepentir en un futuro. Es cierto que toda decisión implica un riesgo, y que mejor será nuestra decisión si contamos con buena información.

El problema con la propuesta 19 es que la sociedad (tanto gringa como mexicana) carece de la información suficiente y sobre todo veraz. ¡Oh sí, hay muchísima información, pero ésta está sesgada: pro-legalización, contra-legalización! Carecemos de una información veraz y libre de sesgos sobre los peligros reales del consumo de drogas

Yo estoy seguro que me casé en mis cinco sentidos pero, ¿y si mi esposa se casó colocada? (Hmmm, eso explicaría muchas cosas)… No, ya en serio: la votación de la propuesta 19 el próximo día 2 de noviembre va a ser un modo “a ver qué pasa” masivo. No se diferencia en nada de bizquear mojado ante un ventilador o conducir un vocho a más de 140 kilómetros por hora.

Por eso estoy ansioso… A ver qué pasa.



1 comentario:

  1. Iliana Díaz8:33 p.m.

    Me divirtió mucho esta entrada, la disfruté. Un abrazo.

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