9/25/2011

¿NINI's o NICA's?


La estadística es una ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos un coche”. George Bernard Shaw.

En éste aforismo se nos previene de una de las características más paradójicas de la estadística: es muy fácil mentir con las cifras. Y nadie en el mundo hace mejor (o peor) uso de la estadística que los políticos. Podemos decir que las estadísticas son la materia prima de sus promesas de campaña.

Esto viene a cuento porque recientemente ha vuelto a cobrar fuerza el tema de los nini’s, o sea aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan. Cuando iniciaron con el tema en los medios de comunicación, se estimaba que en México habían 5 millones de nini’s; ahora esa cifra se ha incrementado considerablemente y llega a los 7 millones.

En un ambiente de inseguridad como el que padecemos en México, esa enorme reserva de jóvenes sin ocupación causa un enorme temor: que muchos de ellos sean reclutados por el crimen organizado y lleven al país a su ruina definitiva.

Ante esta terrible eventualidad, los políticos, las organizaciones civiles, las iglesias, los intelectuales y los comentaristas políticos se han apoderado de esa cifra de 7 millones para amoldarla a sus necesidades e impulsar así sus agendas particulares.

En lenguaje coloquial, cada quien lleva agua a su molino.

Sin embargo, dos estudios recientes indican que el problema con nuestros nini’s puede ser muy diferente al de los nini’s italianos, para poner un ejemplo de un país en el que el fenómeno ha alcanzado proporciones muy graves.

Y es que nuestros nini’s son en su mayoría nica’s. O sea, mujeres que ni estudian ni se casan.

En el estudio “Los Jóvenes Mexicanos. Situación Actual y Desafíos Futuros” de la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP, publicado en abril pasado, se señala que de los 7.1 millones de nini’s, cerca 3.4 millones no tienen interés de trabajar pues atienden otras obligaciones, mientras más de un millón 100 mil sí están disponibles para laborar pero no buscan empleo por considerar que no tienen posibilidad de obtenerlo. Asimismo, unos 48 mil ya han desistido de buscar un trabajo.

Sin embargo, la parte más reveladora del estudio es la que señala que ¡8 de cada 10 de esos jóvenes son mujeres que se dedican a las labores del hogar! Asimismo, señala que en 17 de los 31 estados de la República es mayor el porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan al promedio nacional (20%) y que las entidades con las cifras más altas son Chiapas, Michoacán y Tabasco, pues uno de cada cuatro de sus jóvenes de entre 12 y 29 años están en esa condición.

Ahora bien, para los que no confían en la SEP tenemos el informe denominado “El Panorama Mundial de la Educación 2011 que revela que México es el país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que tiene el mayor número de mujeres jóvenes que no estudian ni trabajan y que acaba de ser  publicado recientemente.

Según el estudio de la OCDE, de los 7 millones 226 mil jóvenes que tienen entre 15 y 29 años, el 38 por ciento son mujeres.

Además nos señala que “Los niveles de inactividad dependen en buena parte de las diferencias de género. En México, la proporción de mujeres entre 15 y 29 años que no reciben educación y que están desempleadas o no forman parte de la fuerza laboral es 3.6 veces superior a la de los hombres".

El estudio también destaca que la proporción de mujeres inactivas aumenta con la edad, respecto al de los hombres: "Mientras que la proporción de mujeres inactivas entre 15 y 19 años es 2.3 veces mayor que la de los hombres, entre 20 y 24 años, la proporción aumenta a 2.9 veces y a 5.1 veces para la población entre 25 y 29 años”.

Lo cual se traduce en que “El promedio de las mujeres inactivas en los Países de la OCDE es del 17.7 por ciento, mientras que en México es del 38 por ciento”.

Como podemos ver, aunque ambos estudios no coinciden en las cifras (lo cual es un punto a favor de su veracidad y no en contra, dadas las diferencias metodológicas) los resultados son similares: una gran proporción de los nini’s son mujeres, que habitan predominantemente en estados del sur del país.

Y si tomamos como válidas las cifras de la SEP, esto significa que de los 7’100,000 nini’s, sólo 1’420,000 son los que se adaptan a la definición “de miedo” que nos han querido vender los políticos y los medios de comunicación. Esto es, hombres jóvenes que están en peligro de convertirse en sicarios (siempre que surge un miedo de esta naturaleza, la “opinión pública” se imagina el peor escenario. Esos jóvenes no pueden convertirse en ladrones o estafadores. No, tienen por fuerza que ser “sicarios”).

Así que el verdadero problema no son esos 1’420,000 nini’s, sino la desproporcionada cantidad de mujeres que ni estudian ni se casan: las nica’s. (Si evito mencionar el “ni trabajan” es porque esas mujeres, a diferencia de los hombres en su misma situación, es que ellas contribuyen con su trabajo doméstico, al cual malamente nunca se le considera como trabajo productivo. En lo que respecta a ese “ni se casan” es una manera irónica de mostrar su desventaja).

Y la causa principal de la existencia de las nica’s es cultural: los mexicanos aún somos incapaces de permitir que las mujeres se integren a la economía formal. Aún somos una sociedad de machos en la que impera la creencia que las mujeres no sirven más que para tener hijos y mantener contento a su marido.

México tiene muchos retos por delante. Y entre los principales se encuentra el reconocer y aprovechar la enorme potencialidad de sus mujeres.

Que no te asusten con los nini’s: muchas de ellas son mujeres.

Y no son un problema, son parte de la solución.

9/18/2011

Reseñas de Entre el espejo


Al parecer tengo la capacidad de convocatoria de una enfermedad tropical. Cuando subí a Internet “Retorno 2012 o Cómo sobrevivir a una invasión de zombis” para que fuera descargada gratuitamente, recibí una muy pobre respuesta: de 120 personas que bajaron la novela, sólo dos mandaron su reseña. Por supuesto, lejos de amilanarme, esas dos simples reseñas me animaron, ya que a ambos les encantó mi novela-experimento.

Ahora con “Entre el espejo (comprobaciones de realidad)” intenté de nuevo el obtener reseñas de ésta mi nueva novela. Para tal fin invité a diez personas que voluntariamente quisieran leer la novela y mandar su reseña para publicarla aquí en estas Crónicas.

Seis personas se ofrecieron de voluntarios. Cinco la leyeron y tres respondieron.

A continuación se muestran las tres reseñas, en sus propias palabras:

"Esta obra evoca uno de los más grandes miedos del ser humano, la realidad de los sueños. Este es uno de los más grandes taboos de la gente joven, me atrevo a decir, pudiéndonos llevar al viaje más maravilloso de nuestra vida, o a un rincón oscuro de nuestros más grandes sueños. Entre el espejo es una obra que ilumina la imaginación del lector, llevándolo en un viaje sin destino ni fin.” (Daniel Jesús González, estudiante en biotecnología, 18 años).

Entre el espejo es un buen thriller policíaco y de misterio que va atrapando al lector con una trama ágil y bien estructurada. Definitivamente una lectura recomendada para los amantes del género. Un comentario al margen: yo le quitaría el subtítulo de Comprobaciones de realidad.” (Rebeca García de Quintanilla, 51 años).

“Gloria es una chica fuera de lo común, es la pieza clave del departamento de investigación de ATS dirigido por el inspector Estrada. Los casos que se le asignan son los más complicados de todos los departamentos, casos que para ser resueltos requieren una completa lucidez y la habilidad de procesar información a gran velocidad, pero sobre todo el poseer un perfecto sentido de equilibrio entre la  razón y el instinto.
¿Qué sucede cuando éste equilibrio se ve cuarteado por no saber distinguir la fantasía de la realidad, cuando los fantasmas del pasado no te permiten ver claramente y te orillan a cometer locuras irremediables? Gloria tendrá que vivir todas estas cosas si quiere resolver un caso en donde parece que sólo ella es capaz de distinguir la verdad cuando nadie más la ve. Obra divertida e inesperada, Entre el espejo lleva a los lectores a mirar a su alrededor y preguntarse que pasaría si descubrieran que en realidad están soñando.
Entre el espejo es la secuela perfecta de la novela ‘Retorno 2012 y, al igual que ésta, no permite al lector suspender la lectura hasta llegar a la última pagina.” (Claudia Torres Arias).

Bueno, pues esas fueron las reseñas. Agradezco a Daniel, Rebeca y Claudia sus palabras y espero que en un futuro próximo, cuando la novela haya sido publicada, estas reseñas animen a los demás a comprar y leer Entre el espejo (comprobaciones de realidad) que realmente es una muy buena historia. Se los garantizo.

8/20/2011

Un escritor sin reputación


Mientras espero que me llegue mi registro de derechos de autor (que continúa su recorrido en los pasillos del INDAUTOR en Tenochtitlán) y prosigo la escritura de mi segunda novela con Gloria como protagonista, me entero que en realidad estoy perdiendo mi tiempo, ya que la eventual publicación de ambas novelas me impedirían ser considerado un escritor, al menos un escritor de prestigio.

Esto viene a cuento porque anteayer leí en Milenio.com que Mauricio Carrera —un escritor que desconozco— escribió una novela intitulada: El Tigre de la luna. El misterio de la profecía maya “a pesar (dice el artículo) que conocía los riesgos de escribir una novela dedicada a la supuesta profecía maya de la llegada del Apocalipsis en diciembre de 2012, sobre todo porque su carrera literaria tiene como objetivo forjarse una reputación como escritor, lo que estaría en peligro al dedicarse a temas con cierto aspecto de best seller” (El énfasis en cursivas es mío).

Si alguno de los lectores de estas Crónicas Profanas se pregunta el por qué la última vez que fue a una librería no agregó a un autor mexicano en su compra de novelas, ahí tiene su respuesta.

Los novelistas mexicanos no venden porque a éstos no les interesa escribir para los lectores. Ellos escriben para otros escritores como ellos. No les interesa ser leídos, les interesa ser reconocidos como escritores. Sus esfuerzos no se encaminan a contar una historia, sino a satisfacer los requisitos de algún concurso literario ya que, si lo ganan, adquieren prestigio.

Hace dos semanas fui invitado por mi amigo Luis a una serie de ponencias de los escritores de Ciencia Ficción de Nuevo León. Luis mismo fue uno de los oradores, ya que tiene en su haber al menos dos novelas de Ciencia Ficción: Technotitlan Año Cero y Sangre de Neón. ¿Alguno de ustedes conocían esos títulos? La respuesta es, no.

Y si lo digo con tal seguridad es porque Technotitlan Año Cero se publicó en 1999 con una tirada de sólo 350 ejemplares (editados por el mismo autor) y los tres tomos de Sangre de Neón están a punto de ver la luz gracias a los nuevos esfuerzos de auto edición de Luis.

Ahora bien, ¿por qué Luis tuvo que recurrir a la auto publicación? Por la sencilla razón de que la Ciencia Ficción está considerada como un género literario menor. Y quienes la consideran así no son el público lector —que ni se enteran de ellas por la nula difusión de este tipo de “género literario menor”— sino los escritores con una reputación que defender,  como Mauricio Carrera, que arriesgó todo al dedicarse a temas “con cierto aspecto de best seller”.

Al escritor mexicano le horroriza el término Best Seller. Siente pavor de ser considerado un escritor cuyos libros se venden mucho. ¿Se imaginan qué terrible debe ser para un escritor  que esa novela que escribió con tanto esfuerzo sea leída por miles, o tal vez millones, de lectores? Ha de ser un horror, seguramente.

El escritor mexicano no aspira a eso, por supuesto. Lo que éste anhela es poder presumir el primer lugar que obtuvo hace veinte años en un certamen de cuento regional, o la mención honorífica que alcanzó en el certamen del premio Juan Rulfo, o cualquier participación que haya tenido en otros certámenes literarios nacionales o internacionales, que la mayor parte de las veces sólo le sirven para tener una reputación, obtener el reconocimiento de sus colegas escritores o para alcanzar el prestigio necesario para poder cobrar un estipendio por ofrecer una conferencia, servir como jurado de algún certamen literario, prologar alguna obra o tener la oportunidad de ganarse unos pesos escribiendo artículos en un periódico. Mientras sobrevive con eso, puede continuar trabajando en esa obra con la que ya lleva más de diez años y que está destinada a convertirse en la Gran Novela Mexicana.

Si bien es cierto que la mayoría de los Best Sellers carecen de cualidades que se podrían llamar “literarias” (ya que abundan en clichés, sus caracteres no tienen profundidad y siguen una trama lineal y muy básica, entre otras debilidades) nada impide que una buena novela pueda llegar a convertirse en un Best Seller. En otras palabras, el público lector es quien decide si una novela o historia es buena o no. ¿Que esto es una falacia? ¿Que si no fuera por las costosísimas campañas publicitarias que hacen los editores esos libros basura que son los Best Sellers no se venderían?

Consideremos el caso de Harry Potter. No nos fijemos ahora, cuando ya la saga ha vendido más de 400 millones de ejemplares a nivel mundial y ha terminado la saga cinematográfica, también muy exitosa. No, retrocedamos en el tiempo a 1995, cuando J.K. Rowling andaba vagando por todos lados (incluso fue a España) con el propósito de encontrar algún editor que le publicara su primera novela de la serie: Harry Potter y la piedra filosofal.

Nadie quería publicarla, hasta que una pequeña y oscura editorial inglesa se arriesgó. Pero como la editorial no tenía muchos recursos, no podían hacer una gran campaña publicitaria. Así que imprimieron sólo quinientos ejemplares y los mandaron a algunas librerías, donde acumularon polvo hasta que alguien compró la novela y le gustó. Y ese lector se la comentó a otro lector y se la recomendó. Y este otro lector hizo lo mismo con otro. Y la voz se fue extendiendo de lector en lector, hasta que alguien se dio cuenta que algo estaba pasando y compró los derechos cinematográficos… lo demás es historia.

La saga de Harry Potter puede gustarles o no a los críticos y a los escritores (la gran mayoría de ellos la consideran basura), pero lo que es innegable es que a millones de lectores sí les gustó. Y quien cuenta —quien debe contar en última instancia— como los jueces de cuál es una buena historia y cuál no son precisamente los lectores.

Yo, mientras tanto, continúo esperando a que me llegue mi registro para empezar a buscar un agente literario y sigo con la escritura de mi segunda novela. Porque a mí no me interesa el prestigio ni ser un escritor reputado. Yo sólo busco lectores. Ellos serán los encargados de juzgar si mis historias son buenas o no. 



7/23/2011

El Diablo se detuvo en Tayoltita (Revisitado)

Durante la historia de estas Crónicas Profanas algunos post han recibido mayor atención que otros. Entre los post más populares (de acuerdo a las reacciones de los lectores) se encuentran los siguientes:

Porqué no creo en los OVNIS (Diciembre 2006)
La cantante calva (Febrero 2007)
Sin fecha de caducidad y El blog como grafiti virtual  (Junio 2007)
Narcos, mentiras y videos (Julio 2007)
El Diablo se detuvo en Tayoltita (Septiembre 2007)
La verdad sobre el Efecto Mariposa (Junio 2008)
El verdadero deporte Regio y Pederastas en pantalones cortos (Abril 2010)
Un velorio Facebook (Julio 2010)
Hipopotomonstrosesquipedaliofobia (Septiembre 2010)
No me gustan los lunes (Enero 2011)

Todos ellos son post que de alguna manera produjeron una mayor reacción en los lectores, lo cual es quizá la principal razón para por la que escribo este blog. Si acaso no has leído alguno de ellos te recomiendo hacerlo, ya que puede decirse que representan “lo mejor” del blog, sea cual fuere el significado de esto.

Sin embargo, no escribí el presente post para hacerme auto-publicidad, sino para comentar un post que ha causado un gran malestar en los lectores oriundos de Tayoltita, Durango. Me refiero, como es obvio, al post “El Diablo se detuvo en Tayoltita”, de Julio 2007.

Sus lectores me han acusado de todo: de ignorar completamente la realidad de Tayoltita, de inventar mentiras, de atacar a sus habitantes y de algunas cosas más. A todos ellos les he contestado sus comentarios o sus correos, intentando hacerles comprender que yo nunca escribo ficción a menos que así lo señale. Siempre he intentado citar las fuentes en las que me baso para escribir en estas Crónicas Profanas.

Nunca he sido muy bueno que digamos en cuanto a Internet se refiere, así que durante mis primeros post (empecé a escribir en Octubre 2006) me limitaba a mencionar la fuente. Ya más adelante aprendí a colocar el enlace dentro del post, lo cual facilitó mucho las cosas. Los lectores pueden acceder a las fuentes y constatar que no estoy inventando nada.

Por desgracia, algunos de los enlaces pertenecen a medios de comunicación que tienen el acceso restringido sólo a sus suscriptores. En el caso del post que comento es lo que sucedió.

El post se basó en un artículo aparecido en el periódico El Norte el 26 de Agosto de 2007: http://www.elnorte.com/estados/articulo/774263/ y sólo los suscriptores pueden acceder a éste. Es por ello que lo voy a reproducir aquí, esperando no tener problemas con Grupo Reforma Servicio Informativo, quien posee el Copyright.

Atrapan drogas a pueblo minero
Revelan que 3 mil de 8 mil habitantes son adictos; alarma en Durango el aumento de consumo de estupefacientes en niños de 11 años
Por Emmanuel Salazar

Tayoltita, Durango,  México (26 agosto 2007).-   En este pueblo minero el consumo de drogas ha ido en aumento, a tal grado que el 40 por ciento de su población es adicto a alguna de ellas.
De acuerdo con el regidor Higinio Hernández Aguirre, de 8 mil personas que viven en este poblado, 3 mil son adictas al cristal.
"Sí somos el 100 por ciento de habitantes aquí, ya estamos con 40 por ciento con este tipo de problemas (de adicciones)", dijo.
"Mire, aquí el problema es con los jóvenes, aquí hay mujeres y jóvenes, y hay personas también por qué no decirlo, gente mayor, que se dedica a eso, que ha agarrado ese vicio".

TENDENCIAS PREOCUPANTES 
Roberto Escárcega Montañez, director en el Estado de los Centros de Integración Juvenil, subraya que ellos han detectado en el pueblo minero niños de 11 años que son adictos a las drogas sintéticas.
"Cada vez los niños están en edades más tempranas en el consumo de la droga, no estamos hablando como en Durango, que es de niños de 15 años sino que estamos hablando de niños de 12, quizás hasta de 11 años, es lo que estamos viendo, no es la mayoría pero sí está permeando esa situación", dijo Escárcega Montañez.
Soledad Ruiz Canán, directora del Instituto de Salud Mental de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, señaló que la problemática en Tayoltita es difícil pues la población se encuentra enclavada entre municipios que forman parte del Triángulo Dorado.
"Sí tenemos un problema importante en Durango y algunas áreas son de mayor foco rojo en cuanto al consumo, recuerde que Tayoltita no escapa al Triángulo Dorado y que en consecuencia no solamente Tayoltita, sino algunos municipios que conforman básicamente este Triángulo Dorado que es donde se producen algunos enervantes pues es el consumo", expresó.
Consideró oportuno realizar acciones de prevención, pues Durango se encuentra encima de la media nacional en cuanto al consumo de estupefacientes, pues alcanza un 7 por ciento, cuando la media nacional es un 4 por ciento.
"Yo creo que el problema de adicciones es más de fondo y requerimos de más apoyos y requerimos de más dedicación y tiempo en la prevención, en el diagnóstico oportuno y los módulos de atención de salud mental que nosotros siempre hemos promovido", dijo.
Las redes de narcomenudeo incluso han innovado en la venta de las metanfetaminas en Tayoltita, pues, observó Escárcega Montañez, ahora se vende la droga según el presupuesto del adicto.
"Nos llama poderosamente la atención que las redes de venta lo manejan a dosis de cuánto traes, ya no de una dosis en cuánto cuesta. Si una dosis cuesta 50 pesos o 100 pesos dependiendo de la pureza de la droga no es así en estos lados, traes cinco pesos, te doy lo que te corresponde por cinco pesos, por decir algo", expresó.

SOLAPAN VENTA DE 'CRISTAL'
Aunque la mayoría de la población de este centro minero ubica las "tienditas" donde se expende el cristal, cuando los agentes de la Policía Ministerial realizan operativos contra el narcomenudeo los vendedores son alertados y logran evadir los eventuales arrestos.
Con temor a cuestas, autoridades municipales señalan que narcotraficantes venidos de Sinaloa son los responsables de la distribución de las metanfetaminas y que nadie hace nada por detenerlos, por lo que demandan la intervención de la Agencia Federal de Investigación.
"La gente que se dedica a vender ese tipo de droga es de Sinaloa, gente de aquí de nuestro pueblo, yo pienso que no, no nos animamos a vender ese tipo de cosas porque somos gente de aquí, gente nativa de aquí del pueblo, aquí todos nos conocen, pienso que la gente de Sinaloa vino a vender esa droga y toda esa droga viene de Sinaloa", expresó Higinio Hernández, primer regidor en el cabildo de San Dimas.
Pidió una revisión de las actuaciones de las autoridades judiciales, pues aunque se llegan a implementar operativos contra la venta de droga al menudeo, los detenidos salen libres y se retiran antes de que llegue la autoridad.
"Vienen los operativos (y) ya la gente que se dedica al comercio, o sea a vender la droga, ya está enterada, vienen los operativos y se van igual, avisan, el problema es que se van igual, y se van y vuelve otra vez al mercado el menudeo", dijo.
"Sí necesitamos mano dura porque son problemas federales y la verdad aquí la municipal no hemos podido porque pues ellos a veces los agarran, los agarra la municipal, los agarra la ministerial, y los llevan a la ciudad de Durango y en la ciudad de Durango inmediatamente los sueltan, pagan una fianza de 40 ó 50 mil pesos, y ya vienen otra vez a lo que es aquí la cabecera municipal y siguen trabajando".

Como se puede ver, en mi post yo sólo me limité a hacer un resumen de lo que decía la noticia. Ahora bien, ¿por qué creer en la noticia sin conocer personalmente Tayoltita? Mi respuesta: ¿Y por qué no?

¿Qué ganaban el reportero, el regidor, el director del Centro de Integración Juvenil y la directora del Instituto de Salud Mental del estado con decir mentiras? Lo que me he dado cuenta cuando se trata de abordar un tema que nos resulta doloroso como lo es la degradación moral con respecto al problema de las drogas y la crisis de inseguridad que padecemos, la gente tiende a establecer barreras mentales y regresar a un pasado idílico que ya no existe.

Si Tayoltita alguna vez fue un pueblo minero con habitantes pacíficos y trabajadores, ya no lo es más. También Monterrey fue hasta hace pocos años una ciudad segura, con gente pacífica y trabajadora. Actualmente, Nuevo León está compitiendo con el estado de Chihuahua en alcanzar la primacía en ejecuciones. ¿Eso es algo agradable? No. ¿Me siento ofendido porque alguien hable cosas negativas de mi ciudad natal? No.

Lo que pasó en Tayoltita y en Monterrey y en Chihuahua y en Tamaulipas fue un fenómeno creado por nosotros mismos. Nosotros, esos habitantes otrora pacíficos y trabajadores, fuimos los que permitimos que eso pasara. Y seguimos permitiendo que pase. (En un próximo post hablaré de lo que yo creo que fue el mayor factor que influyó para que Monterrey haya pasado de ser la segunda ciudad más segura de latinoamérica en 2005 a la segunda ciudad de México con el mayor número de ejecuciones en 2011).

Por el momento, lo único que me queda decir a los oriundos de Tayoltita, es lo siguiente: Si tanto quieren a su pueblo vuelvan a éste y ayuden a expulsar a ese Diablo que se detuvo ahí.

Nada me haría más feliz que poder escribir un día un post intitulado: "El Diablo se detuvo en Tayoltita, pero  ya se fue". 








7/08/2011

Entre el espejo (comprobaciones de realidad)


¿Es posible matar a alguien en sus sueños?

La respuesta la podemos encontrar en las páginas de Entre el espejo (comprobaciones de realidad), mi primera novela destinada a ser publicada.

Es una novela negra, un thriller policíaco, un ejercicio literario en el que incluí tres de los elementos de ficción que más me gustan: la investigación detectivesca, el suspenso y la acción. Estos tres elementos generalmente van separados, dando como resultado tres tipos diferentes de novelas criminales: La Negra, la Policíaca y el Thriller.

La Novela Negra es conocida así —encontramos en Wikipedia— porque originalmente fue publicada en la revista Black Mask de Estados Unidos y en la colección Série Noire francesa. El término se asocia a un tipo de novela policíaca en la que la resolución del misterio no es el objetivo principal; que es habitualmente muy violenta y en la que las divisiones entre el bien y el mal se difuminan. La mayor parte de sus protagonistas son individuos derrotados, en decadencia, que buscan encontrar la verdad (o por lo menos algún atisbo de ella).

La Novela Policíaca tradicional se centra exclusivamente en la resolución del crimen, dejando de lado todo tipo de sentimientos o emociones, lo cual puede reconfortar al intelecto, pero deja al corazón vacío. Además, su estructura la lleva a dejar la resolución del crimen hasta el final, cuando el brillante detective desvela cómo llegó finalmente a sus conclusiones. El ejemplo perfecto de este tipo de novelas son las de Agatha Christie.

En lo que respecta al Thriller, la búsqueda de la emoción es tan apremiante, e introduce tantos elementos fantásticos y coincidencias, que cualquier investigación se ve reducida a una mera ficción, sin contacto con la vida real.

Entre el espejo evita caer en un solo género y toma lo mejor de los tres tipos de novelas criminales. Sucede en el mundo real con personas reales. Su protagonista es una detective sin problemas personales, que realiza una investigación verdadera, no un remedo de ésta.

La trama de Entre el espejo es simple en apariencia, ya que conforme avanza la historia se complica cada vez más, hasta el grado en que un poco antes de su conclusión el lector ya no sabe si la acción se desarrolla en el mundo real o en un sueño. Además, la resolución del crimen se va presentando conforme avanza la acción. Todas las pistas están a la vista y el lector es copartícipe en la resolución del misterio. Por supuesto, la resolución definitiva del crimen se la reserva la protagonista hasta el final, pero dicha resolución sólo es parte de una acción que no cesa. Descubierto el culpable, la verdadera acción apenas empieza.

Si se preguntan el por qué no incluyo una síntesis de la trama de la novela, es por la sencilla razón de que no me gusta contar trama. Lo que sí puedo decir es que la historia incluye una serie de suicidios, al sueño lúcido y que es muy emocionante.

Ahora bien, ¿cómo puedo saber que mi novela es una buena novela? Después de todo, la totalidad de los escritores consideran que lo que escribieron es bueno.

Yo no sé lo que harán los demás escritores pero, en lo personal, al momento de juzgar mi trabajo dejo de ser un escritor y me convierto en lector. Quizá no sea un buen escritor, pero nadie me puede decir que no soy un buen lector, aunque en este caso en particular lo que lea sea mi propia obra.

Es un trabajo muy difícil leerse a sí mismo sin sesgos. Yo intento ser el crítico más feroz de mi propio trabajo y en muchas ocasiones lo logro. Sin embargo, siempre me queda la duda de si no habré sido demasiado indulgente conmigo mismo.

Es por eso que estoy pensando si mientras Entre el espejo recibe su acreditación (ya mandé la novela a su registro de derechos de autor y en pocos días la recibiré) no sería conveniente convocar a diez lectores de estas Crónicas Profanas a leer y hacer una breve reseña de Entre el espejo, mismas que podrían mandarme para ser publicadas en este espacio.

¿Qué ganarían con ello? Casi nada: ser los primeros en leer la mejor novela policíaca que se haya escrito nunca. (Me divierte fanfarronear).

Así sabría yo si estoy en lo correcto y Entre el espejo es una novela genial o es sólo prosa (en el sentido coloquial que le da el diccionario de la RAE) lo que mandaré a las Agencias Literarias y Editoriales para su posible publicación.

¿Qué opinan? ¿Les gustaría leer y reseñar mi novela? Los interesados pueden escribirme un correo a: jaimegyg@gmail.com

Como lo dije en el post anterior, este es un largo y sinuoso camino.

7/03/2011

Un largo y sinuoso camino

Pues ya terminé de escribir mi novela, que fue la causa por la que me ausenté de estas mis Crónicas Profanas. Parece mentira pero, irónicamente, el escribir una novela resulta ser la parte más fácil del proceso. Lo difícil apenas comienza.

Si quiero ver publicada mi novela, tengo que sortear una serie de obstáculos, cada uno más difícil que el anterior. Primero que nada, tengo que registrarla, no por temor a que sea plagiada, sino más bien porque posteriormente será necesario.

Pero vivo en Monterrey. Y las oficinas del INDAUTOR están en la Ciudad de México. Es cierto que existe una oficina representante en Monterrey, pero si escojo esta vía, el trámite de registro se incrementa en aproximadamente treinta días. Así que hay que ir a la Ciudad de México y entregar personalmente la obra, o pagar un costoso servicio de mensajería, o esperar más tiempo a que la obra obtenga su registro. ¿Por qué no se puede registrar directamente  una obra en cada uno de los estados del país? No tengo la menor idea.

Pero aún con su centralismo burocrático, el registro de la obra es pan comido. La odisea apenas si empieza, ya que el siguiente paso es encontrar a alguien dispuesto a publicarte.

Existen unas empresas llamadas editoriales, cuyo propósito fundamental es publicar. Sin embargo, si uno manda su obra a una editorial, la posibilidad de que ésta sea publicada es de sólo el 1%. ¿Por qué sucede esto? Pues por la sencilla razón que reciben una enorme cantidad de obras de autores que quieren ser publicados y la gran mayoría de esas obras  carecen de valor. No de valor artístico precisamente, sino de valor comercial (porque una editorial es un negocio y su fin último es el lucro. No son promotores de cultura ni mecenas de autores. Las editoriales publican un libro para obtener ganancias de éste).

Es interesante analizar la discrepancia de criterios que existen entre escritores y editoriales. El problema comienza en el momento que a un apasionado  lector se le ocurre la peregrina idea que él también puede escribir, igual o aún mejor que los escritores que admira, así que se lanza a escribir (lo cual es comparable a ver los planos de un Jumbo jet y creer que lo puede volar).

La escritura creativa es quizá el proceso intelectual más demandante que existe. Muy pocos son los escritores que logran realmente contar una historia. La mayoría se quedan en la definición coloquial de prosa, según el diccionario de la RAE: “Demasía de palabras para decir cosas poco o nada importantes”. Y esa prosa es precisamente la que mandan los escritores a las editoriales para que sean publicadas.

Ahora, ¿por qué es tan difícil escribir una buena novela? Pues porque nadie te puede decir cómo escribir. Existen técnicas que te guían en el proceso de escritura, pero prácticamente todo lo aprendes leyendo compulsivamente y por medio del método de prueba y error.

Hay que leer bastante y escribir, escribir, escribir. Puede ser un proceso largo y difícil. A mí me llevó 14 años el poder escribir cuentos y 23 años novelas (pueden parecer muchos años o que mi personalidad es obsesiva-compulsiva, pero cuando hablo de poder escribir cuentos me refiero a escribir historias cortas perfectamente estructuradas, legibles y que cuenten una historia. Lo mismo se aplica a mis novelas).

Otra cuestión es que, por lo general, los escritores en México (y quizá en todo el mundo) escriben sólo para ser considerados como tales. Buscan el premio literario, el halago, el reconocimiento entre sus pares. Quieren ser llamados los nuevos Rulfo, Fuentes o Paz. Se sienten en el séptimo cielo al decir a los demás que son escritores.  Es por eso que sienten que lo que escriben es “arte” y desdeñan ciertos tipos de géneros e historias por considerarlos “comerciales”.

¡He aquí la génesis del pleito entre escritores y editoriales!

Porque, ¿cómo demonios se puede medir el éxito de un escritor? ¿Por los premios que recibe? ¿Por sus menciones en los medios? No. El éxito de un escritor se mide por el número de sus lectores.

Algunos dirán que esto es injusto, ya que coloca a J.K. Rowling por encima de Vargas Llosa. Eso es un error, ya que se trata de géneros distintos. Ambos escritores cuentan con un amplio número de lectores, tomando en cuenta la diferencia de sus temas e ideas.

A mí me dan náuseas cuando escucho a un escritor mediocre decir que sus libros no se venden porque no son comerciales; que él no se prostituye escribiendo best sellers;  que le interesa más tener un reducido número de lectores que aprecien la profundidad de sus ideas, que tener millones de lectores que se sólo se dejan guiar por las inhumanas fuerzas del mercado. ¡Falso! Sus libros no se venden porque son unos plomos. Están mal escritos. (Es cierto que algunos libros mal escritos se venden por millones —basta pensar en la serie vampírica de Stephany Myers— pero en general los lectores reconocen cuando un libro es bueno o no).

Como lector, mis preferencias se decantan por la literatura. Mi biblioteca personal cuenta con grandes autores: Balzac, Víctor Hugo, Dumas, Dostoievsky, Tolstoi, Mann, Jorge Luis Borges, Kafka, Joyce, Proust, Joseph Conrad, entre otros, pero nunca he desdeñado un buen libro de Stephen King y me gustó mucho la serie de Harry Potter. Porque yo leo no sólo para incrementar mi cultura, sino porque me apasiona leer. Me gusta leer, me divierte leer.

Pero creo que ya me desvié del tema. Así que regresemos a lo que dejamos inconcluso:

Ante la dificultad que existe para que una editorial publique mi novela, se hace necesario recurrir a los servicios de una Agencia Literaria. El problema es que aquí en México son prácticamente inexistentes. Así que la tengo que buscar una en otro país.

Con las agencias literarias hay que tratar como si fueran editoriales. Esto es, hay que mandar una propuesta, currículum, de 15 a 30 páginas de la novela y un documento que contenga una síntesis de la novela, información del mercado potencial, un comparativo con libros del mismo género y quién sabe cuántas más cosas por el estilo.

En otras palabras, hay que intentar venderles el libro, convencerlos que tu novela es buena y que se venderá. Escogí el mes de Julio para empezar con el proceso. Así que en mi siguiente post comentaré mi novela.

No sé lo que pasará. Lo único que sé es que me espera un largo y sinuoso camino.

5/11/2011

Osama en los infiernos

Ciento dieciséis meses después de se asentara el último grano de polvo de los escombros de las Torres Gemelas del World Trade Center, un número indeterminado de gramos de plomo disparados a gran velocidad pusieron fin a la vida de Osama Bin Laden.

Las reacciones a nivel mundial fueron variadas, pero previsibles: multitudes de gringos festejando en diversas ciudades; los altos clérigos de Irán afirmando que todo era una farsa, que Bin Laden había muerto de enfermedad y no asesinado por los gringos; en México y en otras partes del mundo dudando que lo hubieran matado —¿dónde están las pruebas, dónde las fotografías?—; comentaristas señalando el error de Estados Unidos al haber asesinado al líder moral (que no espiritual) de Al-Qaeda y no haberlo capturado vivo para juzgarlo; pequeños grupos de adolescentes fanáticos anunciando su venganza; Pakistán mosqueado porque no les avisaron del “raid” de los SEALS; el mundo entero esperando la próxima oleada de fanatismo terrorista que asolará al mundo…

Sin embargo, algo que estuvo ausente en las reacciones fue la gran manifestación popular  de repudio en los países musulmanes. Y esa ausencia no sucedió porque varios países de Oriente Medio y África se encuentran actualmente sumidos en movimientos de rebelión en contra de sus gobernantes, sino simple y sencillamente porque entendieron que el asesinato de Osama Bin Laden por Estados Unidos fue un acto de venganza.

Los gringos no pretendían escenificar por enésima ocasión su papel de Guardianes del Mundo, símbolos de la Libertad y la Democracia. Tampoco quisieron hacer alarde de su maestría insuperable en el arte de la doble moralidad, ya que no hay nación en el mundo que los supere. No, lo que los gringos querían hacer (e hicieron) fue matar a Bin Laden para vengar la muerte de tantos y tantos inocentes.

Por supuesto, este acto de venganza ha sido duramente criticado en occidente, por políticos e intelectuales, por artistas y líderes de opinión. No les quedaba otra: en occidente hablar de venganza es algo políticamente incorrecto. Más no así en los países musulmanes y en otros tantos países de Asia, en donde la venganza forma parte de su cultura milenaria.

Occidente, al criticar a los gringos por vengarse, caen en esa doble moralidad que tanto nos repugna a todos. Aceptamos, como parte de sus “usos y costumbres”, la venganza de los gitanos, la “vendetta” de los sicilianos. Pero la venganza gringa nos da “asquito”.

Ojo por ojo, mano por mano, pie por pie: la llamada Ley del Talión. Sin embargo, Isaac Ásimov nos informa que ésta fórmula no se utilizaba como sinónimo de venganza, sino como una justa retribución en casos de indemnización. Un concepto mercantil que con el tiempo se trocó en concepto moral.

Hasta ahora, sólo en la mente occidental ha surgido el concepto de “mártir” en la muerte de Osama Bin Laden. Incluso los gringos se curaron en salud y lo arrojaron al mar, temerosos de que de haberlo enterrado hubiera dado lugar a un sitio de peregrinación. Ningún musulmán fanático ha mencionado seriamente el concepto de “mártir”.

Porque Osama Bin Laden no fue un mártir. No cayó mientras realizaba una Yihad, sino que fue perseguido durante ciento dieciséis meses con el fin de asesinarlo. Él mató a gente en los Estados Unidos y éstos lo mataron en venganza. Para un musulmán, ese fue un acto tan natural como la ausencia de lluvia en el desierto, como la verdad del sagrado Corán.

Yo no soy vengativo ni siquiera rencoroso, pero se me hace bien que Osama Bin Laden ya no pertenezca al mundo de los vivos. Lo que él hizo en esta tierra fue crear una situación en la que nadie, absolutamente nadie, ha salido ganando. Los atentados a las Torres Gemelas han sido el ejemplo más claro del perder-perder que  se haya visto jamás.

Yo no soy nadie para juzgar a Osama Bin Laden. Sólo Alá, en su infinita sabiduría, le dará el lugar que se merece luego de su paso por la tierra.

Esperemos que ese merecido lugar sea en el Infierno.


3/04/2011

La e-Familia

El miércoles apareció la noticia de que en el estado de Nuevo León ya no es mayoría la familia tradicional. Como era de esperarse, el anuncio causó la respuesta inmediata de los dos extremos del espectro político, derecha e izquierda —no pongo conservador y liberal, porque hay izquierdistas conservadores y derechistas liberales— predominando la visión de la izquierda, que considera la defensa de la familia nuclear por parte de la derecha como algo retrógrado y poco menos que ridículo.

Los hechos parecen favorecer la argumentación de izquierda: los divorcios han aumentado y los matrimonios disminuido, lo que ha ocasionado que se haya elevado el número de familias en las que hay un padre biológico y uno no biológico, las familias monoparentales y las familias conformadas por abuelos. (La investigación base de la noticia fue realizada en Nuevo León por los investigadores de la Facultad de Trabajo Social Manuel Ribeiro y Sagrario Garay, y señala que sólo 4 de 10 familias en el Estado son nucleares, o sea están formadas por ambos padres e hijos).

Sin embargo, dicha argumentación de izquierda adolece de un error fundamental: confunde causa y efecto. Y esto la lleva a dos conclusiones: 1) La familia evoluciona, nos guste o no y 2) La familia nuclear no es por definición mejor que una familia no nuclear.

Antes de explicar la falacia de ambas conclusiones, conviene recordar que el autor de estas Crónicas Profanas (o sea, yo) no comulga con ninguna ideología política: no soy de derecha ni de izquierda y, no sé, acaso ni de centro. Y no es por falta de convicciones, sino por simple sentido común: estoy convencido de que si yo adoptara una única e inamovible  posición ideológica ante la complejidad del mundo, estaría perdido. Así que lo que aquí argumente es lo que me dicta el sentido común y no otra cosa. No argumento como de derechas o de izquierdas, ¿quedó claro?

Dicho lo anterior, pasemos a la explicación. Falacia número uno: La familia evoluciona, nos guste o no. Esta falacia no descansa en el hecho incontrovertible de que la familia se transforma para adaptarse a factores geográficos, sociales, culturales y económicos, sino en el hecho de que se tome dicha transformación/adaptación como si fuera un proceso dialéctico. Esto es, como si la sucesión y encadenamiento de los hechos nos llevara sin remedio a la transformación constante de la familia sin que podamos influir en nada para detener dicha transformación. ¿Y por qué habríamos de detenerla? Pues para evitar que dentro de diez años se considere a una mujer, un loro y su dueño como una familia. (Esto puede parecer una broma, pero el estudio de referencia distingue 27 composiciones diferentes de familia en la actualidad).

En su afán taxonómico, los sociólogos al parecer han clasificado como familia a cualquier grupo que sea superior a un individuo. De otra manera, no es posible explicar esas 27 composiciones diferentes de familia. Y el problema con ello es que esto no nos muestra la diversidad real de la familia, sino tan solo una acusada flexibilización de su definición.

Si tomamos, por ejemplo, la definición de familia proporcionada por la escritora Rosaura Barahona: “grupo de personas diferentes entre sí, con o sin lazos sanguíneos, vinculados a un apellido, un objetivo o una autoridad”, bien podemos decir que mis compañeros de empleo y yo formamos una familia o que los secuestradores forman una familia.

Así, entre tantas “familias” diferentes, es imposible establecer políticas sociales efectivas. Perdidos en un océano de clasificaciones, somos náufragos navegando a la deriva.

La segunda falacia es la que dice: Por definición, la familia nuclear no es mejor que una familia no nuclear. Esto, simplemente, es una estupidez. Resulta por demás obvio que una familia nuclear (padre, madre, hijos) no garantiza seguridad, educación y protección y que no debe ser vista como la única opción válida de familia. Sin embargo, no por ello deja de ser la forma más idónea de familia. ¿Por qué? Pues porque para los hijos es estimulante ver las interacciones de las figuras de autoridad paterna y materna, cada uno en su rol genérico, enseñando a sus hijos cómo manejan su entrono según sus particulares puntos de vista.

Esto no es posible en la mayoría de las familias no nucleares, en donde la ausencia del padre o la madre o de ambos propicia vacíos que son muy difíciles de superar. Muchas figuras de autoridad en familias no nucleares logran llenar con éxitos estos vacíos, pero a costa de grandes sacrificios. Además, sé que puede sonar crudo, pero estadísticamente está comprobado que la mayor parte de los que cometen algún crimen provienen de familias no nucleares. (Antes de poner el grito en el cielo por esta aseveración, sigan leyendo).

Lo que voy a comentar a continuación puede no ser del agrado de muchos, pero ahí les va: en el libro Freakonomics del economista Steven Levitt y el periodista Stephen J. Dubner que salió en 2005, el capítulo cuatro comenta el controvertido impacto del aborto en la reducción del crimen. Resulta que en los años noventa del siglo pasado se vio una drástica disminución en los índices de criminalidad en los Estados Unidos. Nadie se explicaba el porqué (sobre todo después de que durante los años ochentas se profetizara una explosión criminal similar a la que estamos viviendo actualmente en México). Los gringos podrán estar mejor que nosotros en muchos aspectos, pero ellos también tienen políticos, así que éstos se alzaron el cuello y pregonaron que habían sido sus iniciativas las que le habían puesto el alto a la criminalidad.

Por supuesto, muchos no les creyeron, entre ellos Levitt y Dubner, y se pusieron a indagar por su lado. Lo que encontraron fue que la causa más probable del descenso del crimen se podía encontrar 32 años atrás, cuando la Suprema Corte de Justicia falló a favor de Norma L. McCorvey, alias Jane Roe y reconoció el derecho al aborto inducido, en el famoso caso Roe vs. Wade en 1973.

Levitt y Dubner recabaron estadísticas y efectuaron estudios de correlación, llegando a una conclusión sorprendente: el índice de criminalidad había bajado a niveles históricos debido a que muchos niños no deseados habían sido abortados años atrás. Y la gran mayoría de las mujeres que decidieron abortar eran madres solteras, muchas de ellas provenientes de familias no nucleares. Por primera vez alguien se atrevió a mostrar que el aborto no era sólo una cuestión de mujeres egoístas y pecadoras que desearan deshacerse de hijos indeseables, sino de mujeres que no estaban preparadas para ser madres y no querían que sus hijos sufrieran un futuro espantoso. (Si alguno de los lectores de estas Crónicas Profanas no quiere aceptar la terrible verdad de ésta conclusión está en su derecho, pero le recomiendo que reflexione).

Mi esposa tiene cuarenta y dos años, es maestra e hija de padres divorciados. Cuando era niña y estudiaba en primero de primaria, en los tres grupos del grado conformado por 95 niñas, solo ella y otra compañera suya tenían padres divorciados. Actualmente, siendo ella maestra de un grupo de 28 niños, casi la mitad tienen padres divorciados. Y ambos colegios (en el que estudió y en el que da clases actualmente) son colegios Católicos.

Cuando alguien trata de dar explicaciones acerca del grado de inseguridad y violencia que sufrimos en México actualmente siempre recurre a lugares comunes: falta de educación, desigualdad en el ingreso, falta de oportunidades, crisis económica, etcétera, sin pararse a reflexionar de que esos factores siempre han estado presentes en México, sin que nunca se hubiera presentado el grado de violencia e inseguridad actuales.

¿Y entonces, por qué estamos hoy como estamos? Simple: por el desmoronamiento de la familia nuclear. En los Estados Unidos se despenalizó el aborto en 1973 y veintitantos años después el índice de criminalidad se desplomó. En México, la familia nuclear ha perdido relevancia en los últimos diez o quince años y el índice de criminalidad y violencia se ha disparado, sin que haya habido un cambio sustantivo en los niveles de educación ni en la desigualdad del ingreso ni en la falta de oportunidades.

Se dice popularmente de los sicarios y secuestradores que no tienen madre, pero esto no es verdad: no tienen padre; o tienen abuelos, pero no padres; o tienen hermanos de su mamá y hermanastros de su papá o… los lectores completen los restantes 24 tipos de familia, yo no puedo hacerlo.



Nota: El presente post es mi respuesta al artículo “Ya no es mayoría” de Rosaura Barahona, publicado el 3 de marzo 2011 en el periódico El Norte. En este post tomé algunas frases de dicho artículo para poder hilar mejor mis argumentos. No incluyo el enlace al artículo del periódico El Norte, ya que el sitio sólo permite acceder a los artículos publicados si se cuenta con suscripción. 

2/25/2011

Hijos de nadie

En un principio pensé en titular el presente post What’s on Watson? pero hay un blog inglés que se llama así y no quiero problemas por derechos de autor. Además, Hijos de nadie se acerca más al argumento que quiero comentar.

Aunque aquí en México apenas si se le prestó atención (distraídos entre “Juayderito” y los $6,000 pesos del Secretario de Hacienda), diversos medios internacionales siguieron con interés la participación de la  súper computadora Watson de IBM en Jeopardy!

Si bien es cierto que la mayoría de los mexicanos desconocen este famoso concurso gringo (y que no tienen razón alguna para conocerlo) los medios en México dejaron pasar una gran oportunidad para hacer que los mexicanos dejáramos de estar absortos en nuestro presente y alzáramos un poco la vista para el futuro.

En pocas palabras: Watson es el intento más reciente de IBM (el anterior fue Deep Blue) para que una de sus computadoras se sometiera a una “prueba de Turing”, llamada así por el pionero de la computación Alan Turing que en 1950 razonó que, dado que la consciencia es subjetiva y por lo tanto inescrutable, la única manera que tenemos de saber que una computadora es inteligente es haciéndole preguntas. Si las respuestas obtenidas fueran indistinguibles de las de un ser humano, entonces se puede considerar a la computadora como inteligente. Esa es la famosa prueba de Turing.

Así como la computadora Deep Blue se enfrentó en 1996 y 1997 con el campeón de ajedrez Gary Kaspárov (derrotándolo en éste último año con su versión “Deepest blue”), Watson se enfrentó el 15, 16 y 17 de febrero pasados a dos campeones de Jeopardy!, Ken Jennings y Brad Rutter, a los cuales venció.

Esto causó la alegría (muy merecida, por cierto) del equipo de programadores de IBM y también de los miembros del Movimiento Singularista, liderados por Raymond Kurzweil, uno de los pioneros de la Inteligencia Artificial (IA), quien afirma que para 2045 las computadoras se volverán inteligentes. Y no sólo eso, sino que también serán más inteligentes que cualquier ser humano que haya nacido nunca. Así, los robots androides se volverán una realidad largamente esperada por todos los fans de la Ciencia Ficción.

Aún y cuando yo puedo considerarme un fanático de la Ciencia Ficción, la verdad es que cuando se trata de la IA tengo mis reservas.

Para empezar, la Inteligencia Natural es tan escasa (los ejemplos abundan; basta con echar un vistazo a cualquier periódico o cambiar de canal en la TV para encontrarlos a montones) que hablar de Inteligencia Artificial se me antoja excesivo.

Porque cuando se habla de IA no parecen existir límites. Sus proponentes no sólo hablan de máquinas súper inteligentes, sino de máquinas conscientes; esto es, capaces de razonar, pensar y sentir, indistinguibles de un ser humano, excepto en que carecen de padres y nunca sienten ganas de hacer pipí. (No, en serio: ¿por qué demonios alguien querría tener un robot androide?)

Como bien dijo Cecil Adams en su columna del 10 de septiembre de 2010 en The Straigh Dope (pueden encontrar el enlace en "enlaces recomendados"): “Los humanos tenemos un método probado para fabricar homunculi autopropulsados que realísticamente simulan a un ser humano adulto. Se llama sexo. Cinco minutos de mezclar los ingredientes, nueve meses de paciente construcción y diez años estacionados frente a la TV. Voilá, el más lindo robotito que puedas imaginar… ¿Camina? Puedes apostarlo. ¿Habla? Como un campeón. ¿Piensa? No esperes milagros. También tendrás el problema de darle de comer Cajitas Felices regularmente en vez de guardarlo en su estación de recarga hasta la siguiente vez que lo necesites. Sin embargo, es difícil imaginar porqué gastarías 90 jilliones de dólares replicando algo cuando tienes un globo lleno de bípedos haciendo su parte a nuestras expensas”.

El viejo Cecil Adams me leyó el pensamiento con su respuesta. Yo también creo que la construcción de robots androides carece de sentido (por lo menos el tipo de actividades en que las colocan las narraciones de Ciencia Ficción).

Si tuviera que escoger un tipo de robot androide que tuviera algún sentido práctico real me inclinaría por aquellos que se encargaran de cuidar a personas con Alzheimer o alguna otra enfermedad incapacitante.

Por supuesto, también me gustaría tener un robot androide que fuera una réplica exacta de la actriz Ellen Page para… ejem, pasemos a otra cosa.

Lo que también me molesta de los proponentes de la IA es su terquedad en convertir una máquina en un ser consciente y pensante. ¿Para qué?  Por más que se avance en tecnología nunca será posible replicar el cerebro humano.

Yo sé que muchos argumentarían que hace cincuenta años nadie hubiera imaginado que llegaría el día en que tendríamos más de 500 canales de televisión a nuestra disposición, pero tampoco hubieran imaginado que en esos 500 canales no habría ni un solo programa decente que ver en un fin de semana; o que cinco años atrás nadie fue capaz de prever que para el 2011 casi todo el mundo tendría teléfonos celulares, pero tampoco previeron que dichos teléfonos celulares nos convertirían en sus esclavos; o que una sola persona pudiera tener 850 amigos en Facebook, pero ninguna invitación para tomar un café… Por cada avance tecnológico parece haber al menos una consecuencia no deseada.

 No se me malinterprete: no me opongo para nada a la investigación o al avance tecnológico. Ojala los triunfos como el de Watson lleven a mayores descubrimientos.

Mi punto es que resulta, además de imposible, inútil el tratar de fabricar una máquina que sea capaz de pensar y tener consciencia de sí misma. Y es inútil porque de nada sirve tener un androide por compañero (a menos que se trate de Ellen Page, por supuesto) si no somos capaces de relacionarnos con otros seres humanos; de nada sirve crear un avión tan inteligente que sobrevolando el Océano Pacífico a veinte mil pies de altura se cuestione a sí mismo si acaso no se está volviendo viejo para volar; de nada sirve dotar de conciencia a un soldado androide si lo mandamos a luchar con nuestro enemigo.

Es imposible replicar la mente humana. Aún y cuando llegara el día —ya sea en 2045 o dentro de mil años— en que las máquinas fueran más inteligentes que los humanos, y que pudieran pensar, sentir y tener consciencia de sí mismas, aún les faltaría ese elemento de humanidad que es exclusiva de nuestra especie: la estupidez.

Porque errar es de humanos, no de máquinas.