4/09/2010

Paulette y la última cena

Hace un año que no posteaba en mi blog por cuestiones personales que a nadie más que a mí le importan. Sin embargo, la reciente escalada de violencia del narco en varios estados del país, el asunto de la pederastia eclesiástica y la nueva cruzada contra la piratería me acercaban cada vez más a reiniciar Crónicas Profanas, sin que alcanzara a decidirme.

El suceso que finalmente me impulsó a escribir las presentes líneas y a resucitar mi blog fue el caso Paulette, para llamarlo de alguna forma. Mi intención no es la de agregar unas gotas más de tinta a los tumultuosos rápidos que han creado la opinión pública y los medios, señalando culpables, estableciendo hipótesis aventuradas o politizando un asunto de índole privada, sino más bien acercarme a la verdad.

Carezco de los elementos y las pruebas suficientes para establecer una hipótesis razonable, basada en elementos concretos y no en prejuicios o especulaciones. No sé a ciencia cierta si la niña fue asesinada o no, si el (o los) responsable(s) de su muerte fueron sus padres, sus nanas, alguien que no ha aparecido o la misma Paulette.

Por eso sólo quiero señalar en estas crónicas aquél elemento relevante —entre la multitud de elementos discordantes y contradictorios que han plagado las investigaciones— que considero puede ayudar a esclarecer el misterio.

Repito: no voy a establecer una hipótesis ni a señalar culpables. Sólo me limito a señalar un elemento relevante que considero importante para la investigación en curso.

¿Cuál es este elemento relevante?

El estudio pericial de la necropsia indica que Paulette falleció entre el lunes 22 de marzo y el martes 30 del mismo mes, lo cual es un período lo suficientemente amplio para que quepan todas las hipótesis (descabelladas y prejuiciosas por igual) que abundan en los medios y en la opinión pública, quienes en algunos casos ya han dado el caso por juzgado y cerrado, señalando cada quién a su asesino.

Sin embargo, —y aquí está lo relevante— los mismos peritos añaden en el informe de la necropsia que Paulette ingirió alimentos cinco horas antes de su muerte.

Así que por un lado tenemos un amplio período de tiempo en el que pudo ocurrir la muerte de Paulette (ocho días) y por el otro un rango muy limitado (cinco horas) entre su última ingestión de alimentos y su muerte.

¿Qué nos indica esto? Que es posible establecer el momento exacto de la muerte partiendo de una sencilla pregunta: ¿Cuándo fue que Paulette comió por última vez?

Esto nos lleva a otras preguntas obvias: ¿Quién alimentó a Paulette por última vez y en dónde?

Desgraciadamente, hasta donde sé los peritos no señalan qué alimentos se encontraron en el estómago de la niña. Esto también podría ser relevante, ya que podría indicar si el alimento encontrado correspondía a lo que la niña comía regularmente o se trataba de un alimento distinto.

Responder a estas preguntas podría llevar a que Paulette descansara por fin en paz.

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