3/25/2007

Una noticia-ventana: In God we trust

Existen cierto tipo de noticias de naturaleza peculiar, tanto por su contenido como por su razón de ser. No forman parte de la corriente principal del periodismo y sin embargo, ahí están. Por regla general, están incluidas en secciones interiores y emplean la palabra “mundo” seguida por adjetivos como “insólito”, “curioso” o “raro”.

Yo las llamo “noticias-ventana” desde que leí (hace años) el libro Los testamentos traicionados de Milan Kundera, que en su mayor parte comenta la obra de Franz Kafka.

En la octava parte del libro (Los caminos en la niebla) Milan Kundera habla de las ventanas. Dice Kundera: “No se puede ir más lejos que Kafka en El proceso; creó la imagen extremadamente poética del mundo extremadamente apoético. Por ‘el mundo extremadamente apoético’ quiero decir: el mundo en el que no hay lugar para una libertad individual, para la originalidad de un individuo, en el que el hombre no es más que un instrumento de las fuerzas extrahumanas: de la burocracia, de la técnica, de la historia. Por ‘imagen extremadamente poética’ quiero decir: sin cambiar su esencia y su carácter apoéticos, Kafka transformó, remodeló ese mundo gracias a su inmensa fantasía de poeta.”

“K. está totalmente absorbido por la situación del proceso que se le ha impuesto; no tiene el menor tiempo para pensar en nada más. Sin embargo, incluso en semejante situación sin salida, hay ventanas que, de repente, se abren durante un breve instante. No puede escaparse por esas ventanas; se entreabren y vuelven a cerrarse en seguida; pero al menos puede ver, en el tiempo de un relámpago, la poesía del mundo que está afuera, la poesía que, pese a todo, existe como una posibilidad siempre presente y que envía a su vida de hombre acorralado un pequeño reflejo plateado”.

Para Kundera, estas breves aperturas (o ventanas) son, por ejemplo, las miradas que K. dirige a su alrededor cuando llega al sitio de su primer interrogatorio y ve a gente común y corriente haciendo cosas comunes y corrientes.

Las noticias-ventana tienen esta cualidad: nos permiten atisbar un mundo, si no poético, al menos real. Un mundo real en el sentido de que las noticias que recibimos a diario, ya sea por medios escritos o electrónicos, más que proporcionarnos una imagen real de las cosas distorsionan la realidad misma, al estar sujetas a los prejuicios e ideologías de los diversos oferentes de noticias. (El mundo es diferente si leemos las noticias en Milenio en vez de en El Norte; es ambiguo, si escogemos leer a los editorialistas del New York Times en vez de a los del Wall Street Journal; es opuesto, si sintonizamos Al-Jazzera en lugar de Fox News).

Al igual que K. con su proceso, estamos totalmente absortos por ese mundo “real” que percibimos a través del medio que escogimos o nos es impuesto (aquí entran todos los canales oficiales que manejan los gobiernos a nivel mundial) y no tenemos tiempo para pensar nada más.

Otra de las cualidades de las noticias-ventana es precisamente su carencia de ideología: son noticias que están ahí, sucedieron, independientemente del emisor o del receptor. (Es esta falta de ideología es lo que lleva a clasificarlas como “insólitas”, “curiosas” o “raras”, porque para los hacedores de noticias no hay nada más extraño que un hecho que no esté sustentado ideológicamente).

A veces, las noticias-ventana nos divierten. Otras veces, nos hacen llorar o reflexionar. Pero siempre están ahí para hacernos conscientes de que hay un mundo real al que pertenecemos y al continuamente olvidamos.

No soy un coleccionista de noticias-ventana (odio coleccionar cosas) pero en ocasiones conservo alguna de ellas, como la siguiente, que apareció el 28 de febrero en Yahoo! México Noticias:

Detienen a hombre que quiso cobrar cheque firmado por Dios

HOBART, Indiana, EEUU: (AP) – Un hombre fue detenido luego de que fue a un banco e intentó cobrar un cheque firmado por “El Salvador, rey de reyes”.

Kevin Rusell, de 21 años de edad, fue acusado el lunes de fraude con cheques y de intimidación, informó el detective de la policía de Hobart Jeff White.

Ambos casos son considerados delitos. También se lo acusó de resistir a la policía, una infracción menor. Podría ser llevado a la cárcel.

La policía fue llamada a la sucursal del banco Chase luego de que Rusell intentó cobrar el cheque que era de otro banco y carente de valor legal, dijo White.

Rusell contaba con varios cheques en su poder y por diferentes cantidades en dólares, todos ellos firmados por “Dios”. Uno de ellos era por valor de 100.000 dólares.

Rusell forcejeó con los policías que intentaron detenerlo, señaló White, y luego amenazó a los agentes cuando lo llevaban a la jefatura policial.

“Había escuchado que Dios de vida eterna, pero es la primera vez que escucho que Dios da dinero en efectivo”, comentó White.

Además de divertirnos, esta noticia-ventana nos dice mucho más. Analicémosla bajo un enfoque al que podríamos denominar “In God We trust” (leyenda que llevan todas las monedas y dólares americanos).

¿Cuál fue el crimen de Kevin Rusell?: ¿Intentar cobrar un cheque sin fondos? ¿El robo de identidad? ¿Falsificar la firma de Dios? ¿Resistirse al arresto? ¿Ser un idiota?

Desde el punto de vista legal, sólo la última opción está exenta de pena. Desde mi punto de vista, sin embargo, el ser un idiota es, por el contrario, de lo único de lo que se le podría acusar a Kevin Rusell. ¿Por qué?

El valor del dinero (no sólo el dinero americano, sino de todo el dinero) es una cuestión de fe. Sólo la fe hace posible que podamos cambiar un montón de papeles y piezas de cobre y níquel o aleaciones baratas por un tostador o una computadora.

El dinero vale porque creemos que vale, porque tenemos fe en ello. Punto. Ese billete o moneda no vale en realidad más que lo que fue gastado en imprimirlo o acuñarlo.

Desde que se dejó de usar el patrón oro, donde cada moneda y billete estaba sustentado con su equivalente en oro (el cual estaba resguardado en enormes depósitos o bóvedas), nadie puede ir al banco a exigir dicho equivalente en oro: Si yo llevo un billete de cien pesos a un banco y pido que me den su equivalente en metálico, lo más que podré conseguir son cinco monedas de veinte pesos, o diez monedas de diez pesos, o veinte monedas de cinco pesos, o cien monedas de un peso.

Y si esto es así, ¿por qué la policía fue tan dura con Kevin Rusell? A este sólo puede culpársele de idiota.

Idiota no por haber intentado cobrar un cheque sin fondos firmado por Dios, sino por olvidar que lo peor que le puedes hacer a los demás es el de recordarles que el dios del dinero (un dios menor sin naturaleza divina, sino mercantil) en el que confían y por el que son capaces de sacrificar hasta su porpia vida, sencillamente no existe.

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