1/15/2012

Hosanna en los circuitos


Vivimos en un mundo extraño. Sin embargo, no importa cuánto estemos acostumbrados a su extrañeza, siempre habrá algo que nos sorprenda. Así, el pasado día 6 del presente, leí en el diario Reforma la noticia de que el gobierno de Suecia reconoció oficialmente a la iglesia del Kopimismo. A primera vista, el hecho no parece tener mayor relevancia. Después de todo, la libertad de culto es una de las prerrogativas de todas las democracias, ¿no?

 Sin embargo, cuando me entero que la doctrina del Kopimismo considera la transferencia de archivos en Internet como un acto religioso…

“Para la iglesia del Kopimismo, la información es sagrada y la copia es un sacramento. La información tiene un valor en sí misma y en lo que contiene, y ese valor se multiplica a través de la copia… Por lo tanto, la copia es fundamental para nuestra organización y sus miembros”, informa la nota de Reforma de un comunicado publicado por la BBC.

Isak Gerson, estudiante de filosofía, 19 años, fundador y líder espiritual del Kopimismo (que cuenta con 3 mil adeptos) dijo: “Ser reconocidos por el estado de Suecia es un gran paso para todos. Esperemos que este sea un paso hacia el día que podamos vivir nuestra fe sin temor a la persecución”. Aunque la copia es fundamental para la organización y sus miembros, el líder aclara que no están a favor del intercambio de archivos ilegales, sino que más bien abogan por hacer los contenidos accesibles a todo el mundo, oponiéndose a leyes que puedan coartar esos derechos.

No sé qué piensen ustedes, pero esto me huele a chamusquina (como el “Partido Verde Ecologista de México” o la iglesia de la Cienciología). Porque —hasta donde yo sé— el compartir archivos por Internet no es una actividad punible; lo que es punible es la transferencia de contenidos “pirata”. Así que lo único por lo que alguien perseguiría a un miembro del Kopimismo sería por compartir un archivo ilegal, no por ser devotos de los símbolos CTRL+C y CTRL+V ni por lo cutre de su “doctrina”.

De este reconocimiento del gobierno sueco a la iglesia del Kopimismo podemos extraer algunas conclusiones interesantes:
1) Suecia está gobernada por idiotas… o por hipócritas.
2) Cualquier estudiante de filosofía frustrado puede inventar una religión a modo que se adapte a su frustración.
3) Para ser adepto del Kopimismo sólo necesitas decir: “soy kopimista”.

Con respecto al primer punto, me inclino por el bando de los hipócritas. Si hemos de creer a Henning Mankell o a Stieg Larsson, la sociedad sueca está repleta de nazis y el golpear mujeres es casi un deporte nacional. Por supuesto, ambos escritores son de “izquierdas” y sus juicios deben estar por lo tanto sesgados (estarían igualmente sesgados si  fueran de “derechas”. No importa a cuál de los dos bandos pertenezcas, tus juicios resultan  forzosamente sesgados por ello). En fin, que la imagen del Estado de Beneficio modelo de Suecia muestra manchas muy feas. El hecho que el gobierno sueco haya cedido a dar la categoría de religión a un engaño tan patente como lo es la iglesia del Kopimismo, es prueba de que desea ser visto como un Estado liberal y  “políticamente correcto”… Eso o Suecia realmente está gobernada por idiotas.

Con respecto al segundo punto: No importa que seas seguidor de Cristo, de Alá, de Buda o de Confucio —por mencionar sólo a las religiones más populares— es normal que adaptes a tu modo la religión que profesas. De no hacerlo así, caerías en comportamientos y actitudes muy peculiares que te llevan muy fácilmente a convertirte en un fanático. Admitámoslo: todos los libros sagrados fueron escritos hace mucho tiempo, al menos mil, dos mil o tres mil años atrás y muchos de sus preceptos, rituales e historias resultan francamente anacrónicos en el siglo XXI. Las sociedades también han cambiado, han evolucionado, y no se parecen en nada a las sociedades de hace mil o dos mil años.

Por lo tanto, repito, no sólo es sano, sino recomendable, adaptar nuestra creencia particular a nuestro modo, a nuestra vida diaria. Sin embargo, esta adaptación no significa que renunciemos a los significados profundos de la religión que profesamos: su doctrina, sus creencias, su contenido ético y moral.

Muy diferente a lo anterior resulta el inventarse una religión a modo, como lo hizo L. Ron Hubbard, mediocre escritor de ciencia ficción, con la Cienciología; o como lo hicieron los narcos con Malverde o con la Santa Muerte. Esas no son religiones, sino pseudo-religiones, ya que carecen de doctrina o de dogma. Son simples intentos de llenar un vacío —en el primer caso— o de racionalizar comportamientos antisociales en los dos últimos casos.

Al igual que la iglesia del Kopimismo, que es un burdo truco para evitar ser sancionado por intercambiar archivos ilegales en Internet. Como el “fuero” de nuestros políticos mexicanos, el reconocimiento del Kopimismo como religión les permitirá a Isak Gerson y a  sus tres mil seguidores cambiar impunemente sus archivos electrónicos piratas. Bueno, al menos lo podrán hacer en Suecia, en donde no podrán ser tocados, ya que el hecho podría ser señalado —legalmente— como un acto de “persecución religiosa”.

Por último, es muy fácil adoptar una creencia cuando ésta carece de sustancia. Cuando no es necesario comprometerse o ceñirse a un sistema de normas éticas y morales. Es por ello que resulta tan fácil creen en los OVNIS, en la astrología, las profecías de Nostradamus, los poderes paranormales o los fantasmas. No necesitas comprometerte con nada ni con nadie, no necesitas seguir ciertas reglas de conducta ni ayudar a tus semejantes. Simplemente basta con cerrar tu pensamiento crítico, ignorar miles de descubrimientos científicos y  aceptar pruebas anecdóticas o espurias. También, basta con que seas sueco y quieras bajar algo de Pirate Bay sin ser molestado para que abraces gustoso y seas admitido en la iglesia del Kopimismo. La constitución sueca te protege.

Ahora bien, alguien podrá preguntarse el por qué no incluí a los ateos en mi diatriba. No los incluí por la sencilla razón de que conozco a muchos ateos que podrían servir de ejemplo a la mayoría de los creyentes con los que me he topado. No sólo tienen un comportamiento más ético y moral, sino que están exentos de la angustia existencial que paraliza a muchos “creyentes”. No buscan su salvación individual ni la de los demás. Simplemente saben que pertenecen a una sociedad y siguen sus reglas.  Saben lo que es bueno y es malo. No temen al pecado, sino a su propia fiabilidad.

Por lo anteriormente expuesto, alguien podría pensar que estoy en contra de la iglesia del Kopimismo. Eso no es cierto. Considero que cada persona es libre de creer o no creer en lo que quiera, siempre que dicha persona no intente convencer a los demás que su verdad es la única verdad; que no intente imponer sus creencias particulares a terceras personas; que acepte que la suya es sólo una de muchas creencias y que respete otros puntos de vista.

Isak Gerson cuenta con mi simpatía. Lo suyo fue un truco burdo, pero efectivo. Ayudó a exhibir la hipocresía del gobierno sueco y abrió una vía alterna a la voracidad de los verdaderos bucaneros de Internet: las industrias del cine y la música (aquí pueden leer mi punto de vista acerca de la piratería).

Si acaso el próximo día 24 de enero se llega a aprobar la infame ley SOPA, es casi seguro que al otro día me acercaré a la página web de la iglesia del Kopimismo para ver cuáles son los requisitos para pertenecer a la congregación.

 Así podré decir: Copy-Paste. Amén.



Post Scriptum: Cuando le enseñé la noticia a mi hija Ana Sofía, le hizo mucha gracia y se le  ocurrió parodiar Los Diez Mandamientos, versión Kopimista. He aquí nuestra versión, que inventamos entre los dos:
Los diez mandamientos Kopimistas:

  1 Amarás a tu CPU sobre todas las cosas.
  2 No tomarás el nombre de Internet en vano.
  3 Santificarás las teclas.
  4 Respetarás el P2P y el HTLM.
  5 No crearás virus ni malwares.
  6 No chatearás con la mujer de tu prójimo.
  7 No comprarás nada fuera de iTunes.
  8 No te ocultarás tras un nick.
  9 No hackearás.
10 No codiciarás las IP ajenas.





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