7/03/2011

Un largo y sinuoso camino

Pues ya terminé de escribir mi novela, que fue la causa por la que me ausenté de estas mis Crónicas Profanas. Parece mentira pero, irónicamente, el escribir una novela resulta ser la parte más fácil del proceso. Lo difícil apenas comienza.

Si quiero ver publicada mi novela, tengo que sortear una serie de obstáculos, cada uno más difícil que el anterior. Primero que nada, tengo que registrarla, no por temor a que sea plagiada, sino más bien porque posteriormente será necesario.

Pero vivo en Monterrey. Y las oficinas del INDAUTOR están en la Ciudad de México. Es cierto que existe una oficina representante en Monterrey, pero si escojo esta vía, el trámite de registro se incrementa en aproximadamente treinta días. Así que hay que ir a la Ciudad de México y entregar personalmente la obra, o pagar un costoso servicio de mensajería, o esperar más tiempo a que la obra obtenga su registro. ¿Por qué no se puede registrar directamente  una obra en cada uno de los estados del país? No tengo la menor idea.

Pero aún con su centralismo burocrático, el registro de la obra es pan comido. La odisea apenas si empieza, ya que el siguiente paso es encontrar a alguien dispuesto a publicarte.

Existen unas empresas llamadas editoriales, cuyo propósito fundamental es publicar. Sin embargo, si uno manda su obra a una editorial, la posibilidad de que ésta sea publicada es de sólo el 1%. ¿Por qué sucede esto? Pues por la sencilla razón que reciben una enorme cantidad de obras de autores que quieren ser publicados y la gran mayoría de esas obras  carecen de valor. No de valor artístico precisamente, sino de valor comercial (porque una editorial es un negocio y su fin último es el lucro. No son promotores de cultura ni mecenas de autores. Las editoriales publican un libro para obtener ganancias de éste).

Es interesante analizar la discrepancia de criterios que existen entre escritores y editoriales. El problema comienza en el momento que a un apasionado  lector se le ocurre la peregrina idea que él también puede escribir, igual o aún mejor que los escritores que admira, así que se lanza a escribir (lo cual es comparable a ver los planos de un Jumbo jet y creer que lo puede volar).

La escritura creativa es quizá el proceso intelectual más demandante que existe. Muy pocos son los escritores que logran realmente contar una historia. La mayoría se quedan en la definición coloquial de prosa, según el diccionario de la RAE: “Demasía de palabras para decir cosas poco o nada importantes”. Y esa prosa es precisamente la que mandan los escritores a las editoriales para que sean publicadas.

Ahora, ¿por qué es tan difícil escribir una buena novela? Pues porque nadie te puede decir cómo escribir. Existen técnicas que te guían en el proceso de escritura, pero prácticamente todo lo aprendes leyendo compulsivamente y por medio del método de prueba y error.

Hay que leer bastante y escribir, escribir, escribir. Puede ser un proceso largo y difícil. A mí me llevó 14 años el poder escribir cuentos y 23 años novelas (pueden parecer muchos años o que mi personalidad es obsesiva-compulsiva, pero cuando hablo de poder escribir cuentos me refiero a escribir historias cortas perfectamente estructuradas, legibles y que cuenten una historia. Lo mismo se aplica a mis novelas).

Otra cuestión es que, por lo general, los escritores en México (y quizá en todo el mundo) escriben sólo para ser considerados como tales. Buscan el premio literario, el halago, el reconocimiento entre sus pares. Quieren ser llamados los nuevos Rulfo, Fuentes o Paz. Se sienten en el séptimo cielo al decir a los demás que son escritores.  Es por eso que sienten que lo que escriben es “arte” y desdeñan ciertos tipos de géneros e historias por considerarlos “comerciales”.

¡He aquí la génesis del pleito entre escritores y editoriales!

Porque, ¿cómo demonios se puede medir el éxito de un escritor? ¿Por los premios que recibe? ¿Por sus menciones en los medios? No. El éxito de un escritor se mide por el número de sus lectores.

Algunos dirán que esto es injusto, ya que coloca a J.K. Rowling por encima de Vargas Llosa. Eso es un error, ya que se trata de géneros distintos. Ambos escritores cuentan con un amplio número de lectores, tomando en cuenta la diferencia de sus temas e ideas.

A mí me dan náuseas cuando escucho a un escritor mediocre decir que sus libros no se venden porque no son comerciales; que él no se prostituye escribiendo best sellers;  que le interesa más tener un reducido número de lectores que aprecien la profundidad de sus ideas, que tener millones de lectores que se sólo se dejan guiar por las inhumanas fuerzas del mercado. ¡Falso! Sus libros no se venden porque son unos plomos. Están mal escritos. (Es cierto que algunos libros mal escritos se venden por millones —basta pensar en la serie vampírica de Stephany Myers— pero en general los lectores reconocen cuando un libro es bueno o no).

Como lector, mis preferencias se decantan por la literatura. Mi biblioteca personal cuenta con grandes autores: Balzac, Víctor Hugo, Dumas, Dostoievsky, Tolstoi, Mann, Jorge Luis Borges, Kafka, Joyce, Proust, Joseph Conrad, entre otros, pero nunca he desdeñado un buen libro de Stephen King y me gustó mucho la serie de Harry Potter. Porque yo leo no sólo para incrementar mi cultura, sino porque me apasiona leer. Me gusta leer, me divierte leer.

Pero creo que ya me desvié del tema. Así que regresemos a lo que dejamos inconcluso:

Ante la dificultad que existe para que una editorial publique mi novela, se hace necesario recurrir a los servicios de una Agencia Literaria. El problema es que aquí en México son prácticamente inexistentes. Así que la tengo que buscar una en otro país.

Con las agencias literarias hay que tratar como si fueran editoriales. Esto es, hay que mandar una propuesta, currículum, de 15 a 30 páginas de la novela y un documento que contenga una síntesis de la novela, información del mercado potencial, un comparativo con libros del mismo género y quién sabe cuántas más cosas por el estilo.

En otras palabras, hay que intentar venderles el libro, convencerlos que tu novela es buena y que se venderá. Escogí el mes de Julio para empezar con el proceso. Así que en mi siguiente post comentaré mi novela.

No sé lo que pasará. Lo único que sé es que me espera un largo y sinuoso camino.

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