2/08/2007

Un millón ochocientos mil desvelados (y contando)

En julio de 2006, en plena efervescencia post-electoral, escribí una nota en la que expresaba mi opinión sobre el asunto. Dicha nota (“Psíquicos causan Fraude Electoral”) nunca fue publicada, ya que aún no iniciaba mi blog y —sinceramente— creí que lo que ahí escribí sería finalmente superado por los mexicanos.

Sin embargo, no fue así. Me convencí de ello luego de que una insólita declaración del ex candidato Andrés Manuel López Obrador que leí en El Norte el 1° de febrero pasado simplemente no fue tomada en cuenta. Nadie la comentó, nadie la refutó.

Este hecho lamentable, junto con el descontento surgido por el alza en el precio de la tortilla (seguido por una marcha de protesta en la que se exigía volver al control de precios, alcanzar la autosuficiencia “alimentaria” y la creación de empleos, demandas que el sentido común señala que no pueden ir juntas) me confirmó la validez de mis reflexiones de julio pasado.

Así que, antes de comentar la insólita declaración de AMLO, veamos la nota que escribí en aquellos tiempos tumultuosos:

PSÍQUICOS CAUSAN FRAUDE ELECTORAL

Puede que algunos encuentren inapropiado y poco serio de mi parte el argumentar que los psíquicos fueron los responsables del fraude electoral en las pasadas elecciones, siendo que el asunto es grave, aún no está resuelto y tiene visos de culminar en una situación no favorable ni para México ni para la democracia.

A esas personas les digo que mi argumento no sólo no es inapropiado, sino que además incluye a los extraterrestres y a Nostradamus. Y es muy serio.

Como prueba de ello, voy a nombrar a los dos principales agentes provocadores del fraude electoral: Jaime Mausán y Walter Mercado. Estos sujetos (junto con otros cientos diseminados por el territorio nacional) propiciaron el fraude electoral, siendo ayudados por importantes medios electrónicos y editoriales, y con la anuencia de renombrados intelectuales, principalmente escritores.

Pero, antes de proceder a la explicación detallada de cómo se llegó al fraude electoral, debo señalar un hecho de capital importancia encaminado a contener potenciales litigios por difamación que pudieran cursar los abogados de los señores Mausán y Mercado y para mantener a raya al equipo de asesores de López Obrador, que se muestran ávidos por tener más elementos probatorios para su causa.

El hecho es el siguiente: No hubo ningún fraude electoral. Como en todo proceso electoral, se presentaron irregularidades (mismas que están siendo evaluadas por el Tribunal Federal Electoral) pero de ninguna manera existió un fraude.

Debe de haber muchos de ustedes que piensen que no estoy hablando seriamente. Que acusar a alguien de propiciar un fraude inexistente no es tan sólo una paradoja, sino una broma de mal gusto. Pues bien, ni lo uno ni lo otro.

Como dije anteriormente, mis argumentos están encaminados a detallar cómo se llegó al fraude electoral. El que éste sea inexistente no representa siquiera una paradoja: se puede llegar a un resultado erróneo o a un hecho inexistente de muchas maneras.

Y una de esas maneras es el de renunciar a utilizar el pensamiento crítico: Aceptar todo lo que se nos presenta sin analizarlo ni cuestionarlo, simplemente porque es el consenso general, porque me lo dice una autoridad o porque así está escrito.

Aún y cuando resulta muy útil para la vida diaria, el pensamiento crítico (escepticismo) es algo que no se da así como así: debe ser cultivado y ejercitado. No es una tarea fácil, ya que además de requerir de esfuerzo mental, en muchas ocasiones es fuente de desánimo. La mayoría de las veces, la verdad duele.

Y es ese dolor que nos produce muchas veces la verdad lo que nos lleva a renunciar al pensamiento crítico.

Es aquí donde entran Jaime Mausán y Walter Mercado.

Estos dos sujetos son la punta de un enorme iceberg de embaucadores (sí, embaucadores) que sistemáticamente han minado el pensamiento crítico de los mexicanos, a tal grado que casi lo han extinguido.

Walter Mercado, como astrólogo-psíquico que conoce no sólo el presente, sino también el futuro de las personas, es el encargado de destruir la noción de la responsabilidad personal. Nadie es dueño de sus acciones, nos dice, sino que uno es prisionero del signo astrológico en el que nació. Tu vida depende del influjo de los astros. Salud y enfermedad, éxito o fracaso, amor o rechazo, vida y muerte... todo está escrito en los cielos.

Y son ellos, psíquicos y astrólogos, los que —para nuestra buena suerte— están capacitados para interpretar los movimientos celestiales, extraer para nosotros la sabiduría y mostrarnos el camino que debemos seguir. ¡Y todo por sólo $45 más IVA el minuto!

En lo que respecta a Jaime Mausán, lleva años presentando supuestas pruebas (muchas de ellas “definitivas”, pero ninguna válida) de la también supuesta existencia de seres de otros mundos que nos visitan continuamente.

No importa que no se haya logrado probar la existencia de extraterrestres, o que dicha creencia esté en franco retroceso con la llegada de Internet, Jaime Mausán seguirá presentando “pruebas” espurias de avistamientos de “ovnis”.

Lo peor de todo es que Mausán utiliza para sus presentaciones “refritos” (como en el caso de la infame “autopsia de un Alien”) que ya han sido analizados y desechados como engaños en otras partes del mundo. Tampoco le saca la vuelta a mezclar extraterrestres y fenómenos paranormales.

Los mensajes de ambos charlatanes y sus imitadores, bombardeados sistemáticamente desde hace años por respetables medios electrónicos y escritos, han erosionado fatalmente la capacidad de pensamiento crítico de millones de mexicanos.

Si aceptas —como dice Walter Mercado— que tu destino está señalado por los astros; que no puedes escapar a menos de que sigas ciertos rituales o utilices talismanes; que hay un Iluminado siempre dispuesto a servirte de guía y resolver todos tus problemas... Si aceptas —como pretende Jaime Mausán— los círculos en los campos de trigo, las pirámides de Egipto y cientos de vídeos con imágenes granulosas como pruebas irrefutables de la existencia de los extraterrestres...

Entonces estás más que listo para aceptar un fraude electoral que nunca existió.

Así termina la nota.


Conforme avanzó el proceso post-electoral, surgieron evidencias inequívocas de una consistencia en los resultados electorales, las cuales estaban en proporción inversa a las supuestas “pruebas” que pretendían demostrar el fraude. Ninguna de estas “pruebas” resultó válida, lo cual orilló al candidato perdedor a ungirse como “presidente legítimo” y formar un “gobierno alterno”.

Esto me tranquilizó y me llevó a pensar de que, a pesar de la dura prueba post-electoral, el sentido común había recobrado el lugar que merecía.

Eso pensé, al menos hasta que leí la siguiente nota en El Norte, el pasado 1° de febrero:

Destaca AMLO rating de su programa de T.V.

El ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador afirmó esta tarde que su programa de televisión “La verdad sea dicha”, tuvo un
rating de más de un millón 800 mil televidentes, en la última emisión.

El tabasqueño dijo que el programa, que se trasmite los martes de 01:00 a 01:30 horas, comenzó con una audiencia de 500 mil televidentes, luego aumentó a un millón y sostuvo que en la más reciente edición llegó a la cifra de más de un millón 800 mil.

“Estamos en ese horario porque la derecha usurpadora nos quiere acallar, pero a pesar de todo vamos a la alza”, afirmó sobre la emisión.

La nota continuaba con comentarios acerca de las próximas elecciones en Yucatán.

¿Por dónde empezar? (Suspiro)

Si le creyésemos a AMLO nos encontraríamos ante un fenómeno nunca antes visto en la historia de la televisión mundial. Eso de empezar con una audiencia de 500 mil personas y prácticamente duplicarla cada semana se antoja, cuando menos, dudoso. (Si así fuera, AMLO podría olvidarse totalmente de la política y ser contratado de inmediato como director ejecutivo de cualquier conglomerado televisivo global, ganando lo que quisiera. Inclusive el derecho a ser llamado “Señor Presidente” sin risitas de por medio).

Lo que vuelve al asunto francamente inverosímil es que dicho programa se trasmite a la una de la mañana, los martes de cada semana. ¿Se imaginan a un millón ochocientas mil personas desvelándose en la semana laboral para ver el programa? ¿Y que (de seguir esa tendencia de la que se ufana AMLO) en cosa de tres meses tendríamos a todo México despierto en las madrugadas de los martes viendo “La verdad sea dicha”?

Intrigado por el asunto, me dediqué a investigar el tema del rating televisivo. Aprendí cómo se miden la cantidad de personas que ven un programa determinado y cuáles eran los programas de mayor rating en nuestro país. (Sin embargo, no tuve la oportunidad de alcanzar mi objetivo, que era encontrar la equivalencia entre 1’800,000 personas y los puntos de rating).

Pero una cosa me quedó clara, y ésta es que las cifras declaradas por AMLO no guardan relación alguna con la realidad. Así que, una de dos: o AMLO está mintiendo o alguien le está mintiendo a él. (No sería algo nuevo. Lo mismo ocurrió con las encuestas cuando era candidato a la presidencia).

Lo más triste de todo el asunto, lo que me llevó a escribir esta nota, fue la ausencia total de voces que refutaran lo dicho por AMLO.

Porque es ese silencio ominoso el que me indica que la mayoría de los mexicanos han renunciado a pensar. Que seguirán cautivos de charlatanes como Mausán, Mercado.. y López Obrador.

¡Quinientos mil!... ¡Un millón!... ¡Un millón ochocientos mil!... ¿Quién da más?



1 comentario:

  1. CONSIDERO QUE EFECTIVAMENTE, HAY PERSONAS MENTIROSAS, QUE AQUÍ EL AUTOR DE ÉSTE ARTÍCULO NO MENCIONA Y QUE APENAS SALIERON A LA LUZ, COMO ES EL CASO DE VICENTE FOX, QUE PÚBLICAMENTE ADMITIÓ QUE SE UTILIZÓ DE MANERA FACCIOSA TODO EL APARATO ESTATAL PARA FAVORECER A CALDERÓN, QUE OTRA PRUEBA PARA PODER AFIRMAR QUE CON SU INTROMISION HABÍA CAUSA SUFICIENTE PARA ANULAR LA ELECCION PRESIDENCIAL Y CON LO QUE SE DEMUESTRA EN PARTE, QUE AMLO TENÍA RAZÓN AL DECIR QUE HUBO FRAUDE, Y SI LO HUBO, AL VER EL VERGONZOSO DESEMPEÑO QUE TUVO EL TEPJF AL DECLARAR QUE LAS ELECCIONES ERAN VÁLIDAS, A PESAR DE QUE SE VIOLÓ LA EQUIDAD EN EL PRECESO, EN FAVOR DE UN CANDIDATO (AMLO). CON LO QUE PODEMOS CONCLUIR QUE EFECTIVAMENTE, NUESTRO ACTUAL PRESIDENTE CONSTITUCIONAL (CALDERON) ES UN FRAUDE, YA QUE NO SE DEMOSTRÓ TOTALMETE QUE EL GANÓ DE FORMA LIMPIA.

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