11/20/2010

Trabajo en proceso III

Bueno, según el calendario, al día de hoy debería de llevar 33,333 palabras y calculo que llevo un atraso de unas 5,000 palabras. Como lo señalé en el post anterior, esto de acumular palabras no es lo mío.

Los motivos del atraso que llevo son varios. En primer lugar, está el hecho que soy un empleado y debo cumplir con mi trabajo. Además, como dice el refrán: el horno no está para bollos. No puedo ir con el Director de la empresa y decirle “Ya no me den más trabajo. Estoy escribiendo una novela de zombis y por estar realizando mis funciones aquí ya tengo un atraso de 5,000 palabras.”

Otra de las razones del atraso se deriva de la anterior. Desde principios de los noventa del siglo pasado he utilizado computadoras para realizar mi trabajo. Cerca del 90% de mi tiempo de trabajo lo paso ante un monitor de computadora. Aunque esta forma de trabajo tiene sus ventajas (acceso directo a Internet, comunicación instantánea, incremento de la productividad, etc.) la realidad es que cansa mucho la vista.

Así que cuando llego a la casa dispuesto a avanzar en mi extraordinaria aventura de zombis me encuentro con que simplemente no deseo pasar más tiempo delante de un monitor.

Entonces, ¿por qué no escribo a mano?

Debo de confesar que me fascina escribir a mano. Mis mejores escritos han resultado de esta forma de escribir. Además, el escribir a mano te permite involucrarte más en la narración, da mayor espacio a la reflexión y te hace consciente de que estás escribiendo, cosa que paradójicamente no sucede frente a una computadora.

El problema de escribir a mano es que es un proceso más lento y lo que yo necesito en estos momentos es rapidez: si quieres escribir una novela de 50,000 palabras en sólo treinta días necesitas ser rápido.

En un principio, como ya lo comenté en post anteriores, la rapidez me molestó. Sentía que no sólo acumulaba palabras sin sentido, sino que estaba acumulando de basura.

He estado a punto de abandonar este absurdo proyecto en más de una ocasión. Sin embargo, poco a poco he llegado a comprender que la acumulación de basura no tiene que ser por fuerza algo malo.

Retorno 2012, mi novela-basura que hace la crónica de la invasión de zombis a México que tendrá lugar en los próximo dos años, realmente está resultando muy divertida.

En mi ansia por hacer una novela realista de un tema tan fantasioso, he tomado todos los miedos del México actual, los he mezclado con el ambiente de “sospechosismo” propio de los mexicanos y las teorías conspirativas y los he vertido en la narración.

En este momento del proyecto, he metido a los gringos al enjuague y Margarita Zavala, nuestra Primera Dama, vaga por las calles del centro del Distrito federal convertida en zombi, atacando asilos de ancianos.

Créanme, la historia está bastante loca y divertida.

Vuelvo a invitar a todos aquellos que deseen conocer cómo va la historia de Retorno 2012 que me escriban a jaimegyg@gmail.com para que les mande el primer capítulo.

Hasta ahora sólo he recibido una petición.

Recuerden, leer Retorno 2012 no sólo cuestión de entretenimiento: les puede salvar la vida cuando se presente la invasión.

Ustedes deciden. 

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