11/13/2010

Trabajo en proceso II

Bueno, pues aquí estoy de nuevo, en mi segunda semana de escritura de mi novela- basura Retorno 2012.

¿Qué les puedo decir? Primero que nada, eso de acumular 1,667 palabras por día y escribir “al vuelo” no es mi fuerte. Estoy escribiendo de una manera completamente distinta a lo que estoy acostumbrado.

Durante algún tiempo, allá por los años veinte del siglo pasado, entre los escritores  empezó a surgir una idea que en ese momento se consideró revolucionaria: abandonar la rigidez de una construcción rígida de la novela para dar paso a lo que se llamó la “escritura automática”, tan cara para los surrealistas.

El propósito principal era “liberar” a la escritura de sus cadenas para dar paso a una narración lírica y lúdica al mismo tiempo, que no estuviera sujeta a convencionalismos estéticos tan banales como, por ejemplo, los signos de puntuación.

El resultado de ésta experimentación (que se extendió hasta finales de los años sesenta del siglo pasado y que también afectó al cine) fue, salvo contadas excepciones, un rotundo fracaso: en vez de tener novelas cuyo lirismo se tradujera en una nueva y renovada expresión estética, se tenían novelas en las cuales la ausencia de trama y la insipidez de los caracteres evidenciaban los esfuerzos del escritor por conseguir un efecto liberador. En otras palabras, el escritor se sobreponía a la novela.

Lo que ignoraban (o simplemente, evitaban) aquellos escritores “experimentales” es el hecho, en apariencia paradójico, de que entre más rígida sea la construcción de la novela, más libertad tiene la narración. La presencia del escritor, su esfuerzo por narrar, simplemente pasa desapercibida.

El resultado final es una novela de esas que disfrutamos como si fuera la vida misma: Guerra y Paz, de Tolstoi; La montaña mágica, de Thomas Mann, son sólo dos ejemplos de ello.

Durante las dos últimas semanas he estado escribiendo sin tener un marco de referencia rígido, lo cual ha ocasionado que llegue a verdaderos callejones sin salida, de los cuales sólo he podido escapar a base de clichés y lugares comunes.

¡Si vieran la sarta de tonterías que he escrito! Ahora me explico el por qué la mayoría de los periodistas que escriben artículos de opinión diariamente en los periódicos tienen un nivel tan pobre de expresión.

Otra cosa que me he dado cuenta en estas dos semanas de acumular palabras (al día de hoy tengo un faltante de 3,025 palabras) es de que, o bien no tengo seguidores en mi blog, o a todos mis seguidores mi novela-basura les importa un comino.

Para salir de dudas los vuelvo a invitar a que me manden un correo a jaimegyg@gmail.com  para mandarles a su vez el primer capítulo de Retorno 2012.

Créanme, sus comentarios me pueden ayudar bastante. Ahora mismo he decidido aprovechar el “puente” para cambiar de estrategia y conseguir que para el 30 de noviembre de 2010 la crónica de la invasión de los zombis a México esté terminada.

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