5/01/2010

Nietos extremos o Desperate Grandmothers

Llamamos “hipergamia” al amor por mujeres de más edad o en posición social más alta. Esto, al contrario de lo que podría parecer a primera vista, es más común de lo que imaginamos. Basta con hojear cualquier revista de espectáculos o columna de chismes para encontrarnos con innumerables ejemplos (¿Demi Moore, Madonna?).

¿Pero, qué sucede cuando la hipergamia se vuelve más extrema e involucra el incesto y a una madre subrogada? Pues sucede que una vez más se cumple el viejo adagio de que “la realidad supera a la ficción”. Además, vemos que el siglo XXI, a falta de los autos voladores y vestidos de aluminio, nos presenta a cambio una historia propia de la ciencia ficción del siglo pasado.

Sucedió hace tres días, en Indiana, Estados Unidos. Pearl Carter, de 72 años, confesó públicamente la relación de cuatro años que mantenía con Phil Bailey, de 26. Además anunció que esperan un bebé de una madre “de alquiler”, lo que le costó 54 mil dólares de su pensión.

Hasta aquí el asunto parece sólo un caso más de hipergamia. Sin embargo, cuando nos enteramos que Pearl Carter es ¡la abuela materna! de Phil Bailey…

“No me interesa la opinión de nadie —declaró la arrogante abuela—, estoy enamorada de Phil y él está enamorado de mí. Pronto tendremos en nuestros brazos a mi hijo o hija y Phil será un padre orgulloso”.

Esta historia de amor (que el artículo del periódico calificaba de bizarra) comenzó con la muerte por cáncer de la mamá de Phil Bailey. La señora Bailey había sido dada en adopción cuando Pearl tenía 18 años. Tras la adopción, Pearl perdió la pista de su hija, se casó y nunca tuvo más hijos, aunque buscó a la suya durante quince años sin éxito.

El que sí tuvo éxito fue Phil, que a la muerte de su madre decidió que quería encontrar a su abuela. Pasó tres años en el intento, hasta que dio con su dirección. Entonces le envió a su abuela un correo electrónico diciendo quién era él e incluía su fotografía.

“Cuando me envió al correo electrónico una foto pensé que era un hombre guapo y atractivo antes de darme cuenta que era mi nieto”, explicó Pearl.

Esta revelación la llevó a confesar su impresión a una amiga, quien le habló de un artículo que había leído sobre “atracción sexual genética”, que ocurre de forma mutua cuando parientes se conocen de adultos.

“Desde la primera vez que vi a Phil, sabía que nunca íbamos a tener una relación entre abuela y nieto. Por primera vez en años, me sentí sexualmente viva”, manifestó la ardiente abuela.

Phil confesó sentir lo mismo que su abuela y después de pasar sólo una semana juntos, se declararon su amor y empezaron una relación sexual y sentimental.

Después de tres años de su relación acordaron formar una familia y publicar un anuncio para pedir a una “madre de alquiler” con “una mente abierta”.

Esta madre de alquiler de mente abierta —y cartera vacía— fue Roxanne Campbell, de 30 años, quien se ofreció a ayudarlos y quedó embarazada con la compra de un óvulo donante y el esperma de Phil.

El artículo de la agencia EFE terminaba diciendo que ambos esperan felices al niño y Pearl cree que es “una segunda oportunidad” de Dios. “Voy a ser finalmente una madre y no me forzarán a abandonar a mi hija”, afirmó.

La historia de Pearl Carter y su nieto Phil Bailey tiene tantos puntos interesantes que sinceramente no sé ni por dónde empezar.

Empecemos con el amor entre estos dos. ¿Pearl y Phil están realmente enamorados (en el sentido romántico que damos comúnmente al término) o se trata de una aberración sexual por partida doble?

El que la abuela Pearl, al ver la foto de su nieto, haya pensado que éste era un hombre “guapo y atractivo” no tiene nada de extraño. Todas las abuelas del mundo piensan lo mismo de sus nietos. Sin embargo, esto no las lleva a intentar siquiera un romance con estos (intentarán, eso sí, proponerle a sus nietos a tal o cual muchacha que ellas consideran sería el partido perfecto).

La sospecha del elemento sexual en la relación por parte de Pearl se adivina cuando ésta afirma que pensó que Phil era “guapo y atractivo” antes de darse cuenta que era su nieto y va con una amiga suya a confesarle su impresión.

La amiga, ni tarda ni perezosa —y de seguro aficionada a los “talk shows” y asidua lectora de Cosmopolitan— le habló sobre un artículo que había leído sobre la “atracción sexual genética” que ocurre de forma mutua cuando parientes se conocen de adultos.

Esto debió de alegrar a Pearl, que se contradice al afirmar: “Desde la primera vez que lo vi, sabía que nunca íbamos a tener una relación entre abuela y nieto. Por primera vez en años me sentí sexualmente viva”.

Pero, ¿qué hay con Phil? En el caso de Phil el elemento sexual es tan obvio, que no vale la pena analizarlo.

Por eso podemos concluir que el “amor” entre Pearl y Phil es tan sólo una aberración sexual por partida doble. Y lo es no sólo porque las abuelas no buscan tener sexo con sus nietos o viceversa, sino porque ni Pearl ni Phil son siquiera atractivos. (No puse la foto de Pearl y Phil porque ya me tomé bastante libertad al citar textualmente párrafos completos del artículo de la agencia EFE).

El otro elemento importante que queda fuera de la lectura morbosa y sensacionalista del “amor bizarro” entre la abuela y su nieto, y que convierte a todo el asunto en un drama de proporciones griegas, es el infausto destino que le espera al “hijo” de ambos que en estos momentos crece dentro de un útero “alquilado”.

Resulta inconcebible —y espantoso— el grado de egoísmo al que pueden llegar los seres humanos cuando pretenden hacer valer su “derecho” a ser felices.

Porque no hay duda de que tanto Pearl como Phil como Roxanne Campbell apelarán a sus derechos individuales cuando se enfrenten, como decía el artículo de la agencia EFE, "a su batalla contra tabúes como el incesto y que podría acarrearles problemas con la justicia”.

¡Sólo queremos ser felices! ¡Nos amamos! ¡Forman una hermosa pareja y yo necesito el dinero!.. Bien, pero ¿qué hay de la criatura? ¿Por qué inmiscuirlo en la búsqueda de la felicidad personal de cada uno?

¿Qué acaso no pensaron en el futuro que le espera a un niño que cuando nazca va a ser el bisnieto de su mamá? (No pongo el parentesco con su papá porque no lo sé).

Si a Pearl Carter le forzaron a dar en adopción a su hija a los 18 años y ahora quiere ser “finalmente una madre” según sus propias palabras, eso no le da derecho a comprar un hijo de 54 mil dólares por encargo y utilizar a su nieto como padre de pacotilla.

Y a ti, Phil Bailey, sólo me queda decirle una cosa: Phil, eres un completo idiota. ¿Por qué tu abuela? ¿Qué acaso no sabes que antes que las abuelas van las tías… y las primas?

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